jueves, 27 de diciembre de 2012

¡Esto es, poéticamente justo!



Hace meses subrayé en un libro un término que no acababa de comprender "poéticamente justo", me gusta la forma en que se lee y como la vida me quiere mucho, ahora, me muestra el significado.
¡Esto es, poéticamente justo!

La poesía es un sentimiento verbalizado que la mayoría de las veces se convierte en el reproche más fino, más dulce.

         A mí me parece poéticamente justo que tu bote se hunda después de haber remado tres días sin descanso, me parece poéticamente justo que un hombre te deje después de amarlo tanto, y es poéticamente justo que te arranquen el tesoro que tú solo fuiste a buscar, que te roben el dinero que trabajo ha de costar.
Resulta poético ver sangre en el bondadoso y grasa en el mafioso, engalanar al estúpido y burlarse del otro, también es poético envejecer agradecido y vivir atormentado, amar a una “cualquiera” y mantener a tu enemigo. Es poéticamente justo que te arrebaten las uñas para con ellas rascarse la espalda, que te corten el cabello para hacer tapetes o rellenar almohadas; también es posible un mundo viscoso y una cocina helada, saludar a un amigo y recibir cachetadas, cantar por la noche y no despertar mañana.

La vida es poéticamente justa, se voltea, te sorprende, te quita, te da, te alimenta, te mata, te endulza, te envenena, te revienta, te vuelve loco, te enamora, te derrite, te amarga, te abraza, te besa, una, dos, tres, muchas veces, te ahorca, te idiotiza, te entristece, te entristece mucho, te anestesia, te sube, alto, muy alto, te tumba, te vuelve a abrazar… ¡Qué rico! Sí, a pesar de los pesares los poemas son reflejos de la vida de los seres humanos y qué dicha vivir con el nada asegurado. 
De manera personal, después de mucha felicidad siempre viene la justicia poética y esa, ¡se goza! porque cuando se hunde tu bote después de haber remado tres días, una semana o seis meses, llega un helicóptero y te lleva a tu destino en minutos cantándote entre cielo y cielo.

Lucía Olivares.
@Olivareslucia

sábado, 8 de diciembre de 2012

La cera en tus yemas

           Y de repente es nada cuando luego sientes que la fatiga se acaba. Y de repente es nada, cuando de tener todo, nunca terminabas. De repente es nada un Sol amarillo que te alegraba, la mano áspera que anhelabas, los ojos tristes que antes no te miraban, los tenis sucios que soñabas junto a tus zapatos del tres, el saco que podría abrazarte apenas dieran las seis, el coche que no conducirías porque ahí estaría él, la visión de veinte centímetros sobre tu cabeza, la voz que no arrulla ni envenena; de repente es nada, cuando de pensarlo tanto ya hasta lo tocabas y sin conocer su alma te atreves a decir que lo amas.
De repente es nada las palabras tan sentidas que escribiste hace días, las carcajadas que le regalaste a la vida, los saltos ridículos de niña perdida, las pasiones atoradas… todo lo que resistías;  de repente es nada regresar a la cama con una mano tibia y otra helada,  con la cabeza dando vueltas por aquello que no esperabas, por las personas de las cuales ni siquiera te acordabas.  Y de repente es nada los desvelos por una tarea poco afinada, el libro que devoraste cual matona errante, las vueltas a la cuadra con cara blanca, las mañanas de café con palabras atoradas. De repente es nada aquel abrazo fuerte que te dobló el alma, las emociones que nunca creíste generar,  los años de esfuerzo por una supuesta compensación, las horas sentada por un premio que no llegó. Y de repente es absolutamente nada recordar en dónde estabas, hablar del pasado enaltecido, recordar a los viejos amigos, cantar los noventas  y esperar un diciembre aburrido. De repente es nada un diploma del que nadie te ha de preguntar y las risas nerviosas de mamá, esas lágrimas armadas porque las cosas te salieron mal, el coraje del Viernes y la alegría de bailar.
Y se convierte en nada su brazo alrededor de tu cintura, tu mano tímida tratando de acomodar su ceja, la despedida que termina con el chocar de la reja, las notas perfectas y la entrega invisible; de repente se convierte en nada los favores que creíste no se olvidarían, las mañanas sonrientes, las estrellas en la frente, su mirada conquistadora que te prometió el mundo regalándote una servilleta, que te dibujó la sonrisa más inocente mientras te mentía con el pecho de frente.
Y así de simples son los días, porque el tiempo pasa y no puedes detenerlo, porque hacemos planes que se derriten entre tus yemas, porque juramos muchas cosas que casi nunca celebramos, porque lloramos muchas veces y ni quién nos haga caso, porque peleamos todo el tiempo y mañana nos besamos, porque te digo adiós y luego terminas en mí pegado, porque soñamos todo el tiempo y la realidad se vuelve aburrida, porque tomamos decisiones que luego nos restriegan en la cara.
Y se convierte en nada o en todo.

Lucía Olivares
@Olivareslucia

jueves, 6 de diciembre de 2012

Los temas del sexenio


         Se terminan seis años muy importantes para la historia de nuestro país, seis años de cambios, de movimientos, de guerras, de altas y bajas; aquí un ejercicio de los temas que generaron opinión pública del año 2006 al 2012.
 

Guerra contra el Narcotráfico

Felipe Calderón apenas llevaba 11 días como presidente de la República cuando envío a 6 mil 500 militares a Michoacán, ante la petición del gobierno local, para enfrentarlos contra uno de los cárteles más fuertes, luego informó que algunos miembros de la Policía Militar empezarían a ser transferidos a la Policía Federal y ahí, inició todo.
Estos datos no los conoce la generalidad de la población, pero quienes sí lo percibieron de inmediato fueron varios analistas políticos, quienes comenzaron a mostrar su inquietud y algunos su descuerdo con las decisiones del presidente; esto comenzó a tratarse en diferentes medios de comunicación y después ya ni siquiera fue necesario, puesto que México, un país que hasta entonces era bastante tranquilo, al menos visiblemente, empezó a convertirse en un lugar lleno de peligro para grandes y chicos, tanto para hombres como mujeres, ricos y pobres, apuntando un poco más al norte del país.

¿Se convirtió en un tema de opinión pública? más que eso, creo que es “El tema” de muchos mexicanos, de muchos laguneros, además es un asunto que se nutre día con día, hora tras hora, no pierde vigencia, no pasa de moda, no se deja de nadie. Es un hecho que junto a las redes sociales, (que también tomaron auge durante este sexenio) convirtieron a toda la población en una especie de periodistas y/o alarmantes sociales.



Cierre de Luz y Fuerza

Este evento lo recuerdo en particular  porque se dio al inicio de mi carrera, en octubre del 2009 y fue el primer tema que monitoree. Para ser exactos, el 11 de octubre de 2009, por decreto presidencial, se dispuso la extinción de este organismo público; con lo que se inició el proceso de liquidación administrativa. Se dice que desde el 2003, Vicente Fox ya tenía planeado su liquidación para terminar con ese contrato conectivo de trabajo, pero esto se fue aplazando hasta el 2009 cuando Calderón decretó la final extinción con el argumento de las diferencias en resultados de Comisión Federal de Electricidad, aunado a que “su comprobada ineficiencia operativa y financiera, representa un costo tan elevado que ya no resulta conveniente para la economía nacional ni para el interés público”.

Aquí el tema de opinión pública se genera por el descontento de miles de trabajadores y miembros del sindicato mexicano de electricistas, que en ese momento eran 41 mil activos y 25 mil jubilados. Los trabajadores se rehusaban a la decisión y generaron que la liquidación se tardara más de lo planeado, se consideró una decisión poco sensible, pero al final de cuentas creo que fue estratégica en términos económicos.

 

Epidemia de influenza

En Abril del 2009, la Secretaría de Salud dio a conocer que el país presentaba una epidemia de influenza, y determinó suspender las clases en todos los niveles educativos públicos y privados, desde el preescolar hasta las universidades.

Para una minoría esto fue entendido como una cortina de humo, mientras que el resto de las personas permanecían en sus casas llenos de temor, enviaban a sus hijos a la escuela con tapabocas de acuerdo a lo que los medios decían, se generó la cultura del nuevo estilo de estornudo que ni siquiera Lolita Ayala pudo aprender; cualquier síntoma de gripe era entendido como el principio de una larga agonía o una muerte fría… a todos les daba pena y miedo rozar su nariz con un pañuelo, nos veíamos unos a otros como rivales, deseando encapsularte en gel antibacterial.

Fue el periodo más osco en México, ya que las indicaciones eran mantenerse alejados de las personas que tenían insuficiencia respiratoria, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, no saludar de beso, ni de mano.



Economía

Uno de los logros alcanzados durante el sexenio de Felipe fueron las medidas tomadas para amortiguar los efectos de la crisis en 2008 que permitieron mantener una economía estable; a diferencia de los países más desarrollados, México reportó un crecimiento de casi 16 por ciento a partir de mediados de 2009.

-          El Producto Interno Bruto (PIB) creció 4.1% a tasa anual, de acuerdo a datos del INEGI.

-          En el combate a la pobreza, a lo largo de los seis años de su gobierno se incrementó de 5 a 6 millones el número de familias beneficiadas en el programa de Oportunidades.

-          Mantuvo un equilibrio positivo en la economía y redujo la deuda externa de 45% a sólo 19%.

-          Durante la crisis internacional del 2008, México logró mantenerse al menos a nivel macroeconómico, a pesar caída del PIB; en ese contexto, México logró posicionarse en el lugar número 14 de las economías del mundo.

 
Sin embargo, el ex presidente Calderón, el cual es conocido por ser un excelente economista no utilizó con eficiencia estos datos, por el contrario, pronunció sus desaciertos. 



Reforma Laboral


El ahora ex presidente de México, Felipe Calderón, presentó ante el Congreso el primero de septiembre de este año, una iniciativa para reformar las leyes laborales en nuestro país, a partir de ese momento todo se convirtió en un escándalo y no lo digo precisamente yo, sino muchos miembros de la Comarca Lagunera.  Esto es un verdadero tema de opinión pública, porque ha generado temor, las habladurías están a la orden del día, la gente dice que sólo beneficiará a los “adinerados”, a los empresarios y los gobernantes; mientras que las personas que se encuentran en un círculo de poder dicen que esta reforma es consecuencia de los 6 diputados y 4 senadores que son líderes de sindicatos muy fuertes y que todos los cambios propuestos sólo los beneficiarán a ellos.

Son muy pocas las personas que se han dado a la tarea de investigar, de leer, de indagar más allá de lo que dicen los medios de comunicación, que al final de cuentas son eso, un medio, nada más. La información y los documentos oficiales están al alcance de todos, aquí la parte que es digna de ser analizada es el rechazo directo a los movimientos del Ejecutivo Federal y en general, a cualquier decisión que tome el gobierno; si bien es claro que a nuestra clase política le gusta complicar las cosas y hacerlas más enredosas de lo que son, también es claro que los mexicanos somos dicharacheros, hablamos por hablar y lo peor del caso… nos creemos todo.

Es increíble que después de 3 meses nos encontremos en la misma situación de desinformación. Por poner algún ejemplo, los institutos especializados en temas de defensa ciudadana no tiene idea del supuesto apoyo que tendrán los trabajadoras con la reforma, los regidores desconocen los lineamientos, los trabajadores y empresarios dicen saber muy poco y el común de los mortales conoce únicamente lo que escuchan en los medios de comunicación.

 

Y colorín colorado… este sexenio se ha acabado.
 
 
Lucía Olivares.
@Olivareslucia

sábado, 10 de noviembre de 2012

¡Qué difícil es elegir pareja!


              La esfera emotiva siempre tiene más peso que la racional, por eso nos hemos convertido en consumistas y estúpidos aceptados sociales… la mercadotecnia nos conoce más de lo que imaginamos; cuando empiezas a sentir, la racionalidad pierde peso… se esfuma, ¡se va!

Hace poco me preguntaron “¿Crees que el corazón sea inteligente?” y respondí “No, él es muy tonto”… no sé, esa es mi opinión, pues desde hace años las relaciones se arreglan, se forman por conveniencia, aseguran los estereotipos, los intereses, las comodidades, pero nadie se ocupa del corazón, no tiene voz ni voto, él siempre ha tomado decisiones erróneas, todo lo hace tremendamente difícil, si no fuera esencial seguro ya lo hubiéramos echado de nuestro cuerpo.

Observar a las parejas es un ejercicio fascinante, cuántos de ellos serán realmente felices, cuántos de ellos logran compenetrarse de verdad, cuántas diferencias existen entre uno y otro, cuánto se necesitan, cuánto se aman… cuánto.

La sociedad ha marcado varios puntos que no debemos pasar por alto: el nivel socioeconómico, la edad, la profesión, la religión, el vehículo, la altura, los hobbies, la facha, la familia, los amigos, el entorno. ¿Y la chispa? ¿Y esa serpentina que baila dentro de ti con frenesí? ¿Y el rubor en las mejillas? ¿Y las palabras atoradas? ¿Y los versos reprimidos? ¿Y los sueños con sonrisa?... eso, eso  entra en la clasificación de los tontos. El amor verdadero se convierte en utopía, entre todos nos hemos dedicado a hacerlo garras, pero no nos atrevemos a quitarle las garras a las personas y observarlos completamente desnudos, con su esencia, con lo que son sin el reloj, ni la cartera, sin su trabajo, sin bici y sin moto, sin años ni meses, sin amigos, sin adornos. ¿Y esto por qué?  Porque perseguimos la experiencia pública y no la interna.

Terminando con el principio diría ¡Qué difícil es elegir pareja!, qué absurdo concepto de entrega, porque ahora pareciera que al decidir estar con alguien decides convertirte en él, una carta de presentación distinta, nuevas aptitudes adquiridas. Qué difícil elegir pareja cuando vas a dejar de hacer cosas que tu amas para hacer feliz al otro y luego decir que son felices juntos, qué difícil elegir pareja cuando le restas independencia a tu vida, qué difícil elegir pareja cuando el amor se convierte en condicionante, qué difícil elegir pareja cuando te vuelves obligación de alguien. Y lo peor de todo es que no podemos enajenarnos; cada quien anda en su vida buscando objetivos distintos y ponerse de acuerdo puede ser muy difícil.

Creo que hay 3 opciones, o eliges lo socialmente correcto y triunfas cuando señalen tu buena vida, o escuchas al tonto corazón, te enamoras profundamente hasta que las habladurías y tu propia vista te digan: fui una imbécil; o la última, correr con la suerte de enamorarte de un socialmente aplaudible y que él también se enamore de ti, entonces, podrás escuchar la aprobación de la gente llena de serpentinas en el vientre.

 

PD: Cuando se enamoren de alguien y no sean correspondidos, no lo sufran, gócenlo, porque es fácil querer a quien te quiere y caminar tomados de la mano, pero querer a quien te rechaza es un ejercicio de tremenda imaginación.
 
Lucía Olivares
@Olivareslucia

viernes, 12 de octubre de 2012

La oferta y la demanda del poder


Lucía Olivares
 

            Las tragedias invaden los hogares de los mexicanos, diluvios provocados por hermosas mujeres de la televisión, la riqueza inalcanzable, el arraigo al hombre, amistades temerosas, fraudes, embustes que al final de cuentas terminan por resolverse; el famoso final feliz protagonista de todas las historias ficticias que nos alimentan desde las 4 hasta las 10 de la noche.

Se dice que la esperanza del mexicano se encuentra en ese aparato que para algunos continua siendo una caja negra, pesada, con dos líneas en medio, vibrantes y estorbosas; mientras que los más afortunados adornan sus habitaciones con pantallas gigantes que no  se atreven a encender.

Le hemos dado exclusiva a la palabra traición, lo hemos convertido en algo monetario, abusivo para una generalidad, dejando aparte las pequeñas y sencillas relaciones, los acercamientos cariñosos e hirientes. Hablamos de traición sólo como referente a los “grupos de poder”, a los políticos, a los “adinerados”.

El problema no es la distribución de la riqueza, sino la manera de conseguirla y el darse cuenta de que el sistema, nuestro sistema, está hecho para que nos vean la cara y pagarles por ello. El fuero político en México se ha distorsionado con el tiempo, lo que en principio fungía como protección y/o respaldo para algunos líderes, se convirtió en la oportunidad de engrandecimiento de muchos, de faltas morales aprobadas, de abusos humanos, de estar exentos a la ley.

Las malas intenciones; esos pequeños, inocentes y manejables conflictos de intereses que se presentan en todas las relaciones interpersonales, representan mucho más que una sonrisa hipócrita y unas palabras bien pronunciadas pero poco sentidas. Somos una sociedad egoísta y orgullosa, que piensa única y exclusivamente en sí mismo, entonces, ¿por qué nos alteramos al ver que otros con más poder actúan de la misma forma que nosotros con el vecino? Quien tiene el dominio es quien lastima con mayor fuerza y nos equivocamos terriblemente al elegir el nicho del poderío. Tal vez el hartazgo al robo, la burla, la ofensa, el daño a la integridad personal no ha sido suficiente. Creo que aún no es suficiente porque continuamos reaccionando de la misma manera.

Nos aferramos a darle poder a quien nos bofetea no una, ni dos veces; a marcar  diferencias que no existen, a permitir traiciones calificadas y peor aún, a continuar por el mismo camino creyendo que es el único.

Apague su caja negra, pesada y anticuada, no se anticipe usted a encender la pantalla plasma; entienda que el diluvio no llegará con el bote que lo deje en la bahía, si bien, ahí se guarda la esperanza, que puede no hacer más que seguirse aligerando.

Listos, “muy listos”

viernes, 5 de octubre de 2012

Gato


                 El círculo obscuro se extendía lenta y rápidamente sin permitirle pestañear, sin permitirle tocar aquello que pudo ser un balón para jugar y ahora se convertía en una sábana uniforme que aburría hasta al más chistín de las grandes ciudades. Ahí estaba, cansada de caminar, no llegaba a ninguna parte, avanzar y retroceder era lo mismo, llorar… un grito al vacío. Una tarde no tan común, se pintó en la obscura nada una sonrisa quebrada, que no decía palabra pero alegraba, no sabía si mentía pero al menos sonreía y daba un poco de claridad a aquella sábana hostil.

Brenda, se acercó preguntándole qué camino debía tomar, pero la sonrisa sólo sonreía con más fuerza; Brenda lo intentó de nuevo: ¿Cuál es el camino correcto?  Y la sonrisa quedó intacta.

Me estoy equivocando de cuento entonces, pensó, al momento que se sentaba en el suelo decepcionada; esa luz que había llegado no la ayudaría a salir de sus problemas, no podía siquiera contestar una pregunta, no la ayudaría a salir de aquel terrible vacío en el que se encontraba, había llegado únicamente a sonreír con desequilibrio.

No puede salvarme con un beso porque no estoy dormida, no puedo bailar con él hasta la media noche porque no veo su cuerpo, no tenemos una alfombra para volar, ni un castillo para huir de él, entonces, sólo me queda ver su luz.

Así pasaron días, semanas, meses; Brenda estaba al borde de la desesperación y le generaba grandes conflictos el que su compañero nunca dejara de sonreír, estaba molesta, lo maldecía porque aún siendo su expresión tan fuerte faltaba luz para encontrar la salida; estaba cansada de hablarle, de preguntarle, de buscar atención y jamás recibirla, sólo una estúpida sonrisa. La molestia era tal, que Brenda empezó a reírse de lo complicado y a la vez ridículo de la situación, sus carcajadas hicieron eco en el lugar y se dio cuenta de que no era tan amplio como había imaginado; se acercó a la estática sonrisa respondiéndole de igual manera; por primera vez se presentó un ruido que la hizo dar media vuelta  y entonces, estando las sonrisas en la misma dirección, el camino se aclaró, no fueron más de seis pasos los que concluyeron el trayecto y marcaron la figura de lo que por meses fue sólo una mancha blanquecina.
 
Lucía Olivares
@Olivareslucia

domingo, 9 de septiembre de 2012

Serenata


               La obscuridad de la noche invadió mi habitación, me recosté más por indicación que por cansancio y mis párpados decidieron no pelear más con la diminuta lucecita del celular. Acostada con la cara hacia el librero... como siempre; la última imagen era el rostro blanco pegamento de la geisha que desequilibra mi colección de hadas. Hasta mañana.

Comencé a escuchar algo, música, como un piano, un violín, un piano y un violín, que sueño tan apropiado, ahora podría dibujarse la historia y verme correr por un campo inmenso mientras observo un caballo negro y de él bajara él, ya quería ver mi cabello perfectamente acomodado al viento creando figuras aleatorias y permitiendo a la naturaleza verme los calzones… pero no vi nada y la música continuaba. Abrí los ojos, sentía que de un momento a otro los libros saldrían a bailar y vería volar por primera vez a mis haditas, pero tampoco eso ocurrió. Una vos acompañaba el violín y sentí miedo, me enderecé y vi una rosa abierta flotando al pie de mi cama, la causante de la música, del piano y el violín. Desapareció y el negro volvió a invadir la habitación.

¿Una rosa? ¿No sería más fácil que un coche se estacionara frente a mi ventana y pusiera su canción favorita hasta que el volumen diera 361 grados, luego de gritar una que otra tontería y después retirarse cual valiente caballero? O incluso traer a tres regordetes a entonar un par de canciones con significación extraña para la época y después de un agradecimiento más formal escuchar la reja estrellarse por su partida; si el entusiasmo fuera mayor podría imaginar una orquesta y la curiosidad de los vecinos asomarse por el espacio de las cortinas... pero no; esta noche ha venido una rosa con un piano y un violín, no sé quien la haya enviado, ni lo quiero descubrir.
 
Lucía Olivares
 @Olivareslucia

sábado, 1 de septiembre de 2012

A ella le dijeron que era una princesa…


            Y que una princesa debía ser perfecta, ¿Qué es perfecto? se preguntó, ¿Cómo debe ser una princesa? ser princesa ¡es sencillo! Una mirada dulce, una sonrisa grande, muy grande; el cuerpo erguido y las manos finas, una figura moldeada al ballet, las palabras adecuadas, no más, no menos, inteligencia moderada, no ignorante, tampoco liberal, cortés, jamás servil, noble, merecedora, educada e inútil. Y sí, a la princesa le resultó fácil serlo, aprendió a ser, así como todos, así como aprendemos a hacer ridículas diferencias entre sexos sólo porque alguien, que tal vez ahora ni siquiera recordamos, nos dijo que así debía ser, así como nos dijeron que la noche es para dormir, que el cabello hay que cortarlo con regularidad, que las mujeres deben cerrar las piernas al sentarse, que cuando veas a alguien por la calle debes decir ‘buenas tardes’, que a cierta edad debes formar una familia,  que debes destinar horarios para alimentarte, que no puedes golpear a una mujer… pero a un hombre sí, que no debes mostrar tu disgusto frente a la persona… pero puedes hacerlo cuando no estés con ella; pues de la misma manera esta mujer se convirtió en princesa.
Un día, una de sus amigas le preguntó por su corona, porque una verdadera princesa, según la televisión y los cuentos debe portar una corona, “se me perdió” respondió rápidamente, “se perdió cuando nací, alguien muy malo me la robó”… y las niñas se quedaron tranquilas, era claro que tenían una gran amiga y eso las llenaba de orgullo.
Pasaron los años, la niña se convirtió en mujer, una mujer socialmente aceptable, alimentada por todos los tabúes que la burguesía pudo recoger, siguió al pie de la letra las normas de su existencia.
Un día, transitaba por la calle mientras intentaba esconderse de la lluvia caminando al ras de las paredes, cuidando la cabellera del temible frizz, protegiendo sus pies de la humedad y sobre todo del frío que podía quemarle la piel; se encontró con dos niñas que pedían limosna fuera de una tienda de golosinas, ambas compartían una corona en la cabeza; la princesa las miraba estupefacta, su cabello y ropa empapada, sentadas sin ningún tipo de línea, las manos talladas, palabras que brotaban sin sentido de un par de labios secos, serviles para conseguir lo que necesitaban, liberales por el tacto de la calle, no educadas pero útiles.
La princesa su puso a llorar al ver esto, seguramente se dio cuenta que estuvo equivocada todo el tiempo, que no era una princesa, simplemente era una mujer, una mujer guiada, una mujer que pudo aprender y tener mucho, pero finalmente era un ser que experimenta al igual que todos. Quienes la veían desde lejos sintieron un gran alivio al pensar que por fin la princesa comprendería la situación y vería el mundo desde otra perspectiva. Caminó hacia las niñas y con la voz entrecortada les pidió que le devolvieran su corona, “mi gentiliza permite perdonarlas, pero han robado mi corona y les ruego me la entreguen”; las niñas le pidieron dulces a cambio de esa tiara de tres pesos y la princesa con la corona en alto continuó caminando al ras de las paredes.
 
 
Lucía Olivares.
@Olivareslucia

viernes, 17 de agosto de 2012

Ejercicio en A


Apenas alcanzaba a acariciar aquella atractiva acompañante; aunque aparentaba amistad, alteraba al actuar apasionado a Alfonso, alzando alegría al aire agitado, alivio apaciguado.

Antes aguador, ahora abogado, antes aborrecido, ahora adorado. Alfonso ama aquella acompañante altiva, anémica, arrogante, al árbol adorna abnegado, afecto abolido, abominable amor a Alondra, antigua amiga, achacoso amor. Anteriormente abría alas al aparecer airosa Alondra, anonadado apreciaba aquella alma ahora apagada… aquella abertura anestesiante, antes amiga, ahora… áspera acompañante.

Acercándose a aclamar abrazo, acomoda angustiante acontecimiento, actores amorosos admirados, actores aguerridos al atemorizar.

Aquel afecto ancestral, aromatiza aborrecimiento acuchillando al amor.
Lucía Olivares
@Olivareslucia

sábado, 28 de julio de 2012

Hasta olvidar...


Podemos aferrarnos a olvidar aquello que anidó en nuestra cabeza y hospedamos sin permiso en el corazón, pudiera dedicarle días enteros, incluso inventar ejercicios, seguir estrategias y cambiar su nombre por otro para no traerlo siempre en los labios.

En la vida y en el tiempo podemos conocer, recordar y olvidar muchas cosas; definitivamente lo más hermoso es conocer, la melancolía podría cubrir los recuerdos y el olvido lo trae la libertad… ¡Lástima de ataduras!

Pero como dice Carlos Ruiz Zafón, un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia, y es que hay cosas que deseamos tanto, por las que luchamos tanto o que simplemente amamos de una manera inexplicable que se imprimen en tu mente convirtiéndose en una imagen indestructible. Podría dedicarle años, vida a su olvido, a su olvido o a cualquier otro,  o podría decirle adiós y conservarlo en mí… conservarlo mientras me conserve, mientras respire.

Quizás no importe lo que alguna vez haya hecho por mí, lo que haya dicho o peor aún… lo que haya escuchado; eso, eso puedo borrarlo si quisiera, pero hay marcas permanentes, aquello que inspira, aquello que te permite soñar, aquello que con tan sólo estar puede transformarte.  Aquello o aquel que te hace sentir de una manera distinta con seguridad te abrigará durante un par de meses, un par de años; pero quien une en mí la cabeza, el corazón y las palabras, tiene la certeza de una habitación con cerradura en este hostal.

Quien ha inspirado esa conexión… no se olvida.


Lucía Olivares.
@Olivareslucia

domingo, 8 de julio de 2012

La voz.


En un lugar apartado del ruido, edificios, aparatos electrónicos y de la contaminación, vivía un joven muy poderoso, su nombre era Hugo, el príncipe Hugo. Era dueño prácticamente de todos los bosques de su país, no le gustaba la política así que dejaba que el presidente, elegido por mayoría, se encargara de los asuntos de la nación; a Hugo únicamente le gustaba cabalgar mañana y tarde, esperando como buen príncipe que algún día una bella doncella se apareciera en su camino, indefensa, hermosa, torpe y dulce al mismo tiempo, se asombrara por su majestuosa posición y lo siguiera hasta convertirse en su esposa; así que todos los días en punto de los ocho de la mañana Hugo salía del palacio con Homero (su caballo) y al no encontrar nada descansaba un rato para regresar al bosque luego de las cuatro de la tarde… todos los días.

Cuando Hugo volvía a casa, entraba a su recámara y antes de dormir se miraba en el espejo; su belleza era admirable, sus cejas eran los sombreros más elegantes para aquellos ojos tan apuestos, negros y profundos como sus frustraciones, su nariz era un juego simétrico, la escuadra de noventa grados con más vida que un jazmín, sus labios eran la representación de la duda y el deseo, y sus manos duras simulando la respiración de la fuerza y el pudor. Pero Hugo no entendía porque no podía encontrar el amor, estaba solo y con mucha riqueza por compartir; no hablaba con nadie, con Homero únicamente, él era quien conocía el mayor de sus atributos… su voz.

Una mañana cualquiera, Hugo despertó, tomó un ácido jugo de toronja y montó a Homero, comenzaron el paseo como todos los días y al querer dar unas indicaciones se dio cuenta de que no podía hablar, ¡No le salían las palabras! Homero hizo un gesto de protección e intentó seguir el camino de siempre, pero de un momento a otro comenzaron a escuchar estruendos, el pasto se convirtió en cemento y los árboles en edificios… habían llegado a la ciudad. Hugo estaba sorprendido al ver tantas luces, tantas mujeres por las calles, ruido, coches, todo le parecía extraño, quería regresar a casa pero no tenía manera de decírselo a su caballo, así que Homero anduvo por un largo rato siguiendo un terrible sonido hasta llegar a una zona muy obscura donde se encontraban  las vías del tren, se detuvieron a mirarlo hasta que se convirtiera en la casa de dos pequeñas hormigas; Homero dio media vuelta y escuchó la voz de su amo… Hugo también la escuchó.

¡Era ella!, era la voz de Hugo, pero el sonido no salía de sus labios.

Homero comenzó a caminar buscando el origen de aquello que se convertía en melodía, se detuvo junto a un túnel y escuchó palabras cubiertas en terciopelo, la gravedad del te odio diciendo te amo, la fuerza de un relámpago acariciando el rostro, la profundidad del pensamiento callado y la inquietud mezclada en melancolía.  El eco de su voz maximizaba el sentimiento, envolvía en una sábana de seda color lila, incluso lo más pesado parecía frágil  y lo diminuto se volvía entero.

De repente, toda aquella zona obscura estaba cubierta de gente, entre suspiros y rostros atentos se encontraban Hugo y Homero, viendo como algunos decidían sentarse a escuchar aquellas palabras dulces aderezadas con sal que transportaban a una dimensión mágica y pasional.

Y por si fuera poco… hace días que no te veo.

Susurrando en tu silencio, acariciándote en la ausencia.

Y por si fuera poco… hace días que no me miras,

Recordando en lejanía, adornándome sin vida.


Hugo estaba tremendamente confundido, cómo era posible que su voz surgiera de otro lugar, que las mujeres estuvieran atentas a algo que no ven, a un hueco fundido en negro de quien no conocen apariencia. Luego de algunos minutos la voz concluyó y la muchedumbre se levantaba con pesadez, algunas incluso cubiertas en lágrimas, suspirando, lamentando que el recital terminara.  Hugo y Homero esperaron a que todos partieran; la obscuridad era total y luego de un par de minutos se hizo presente una queja seguida de un bostezo gigante, un hombre salía de aquel hoyo negro mientras estiraba sus brazos, sólo pudieron verle por detrás, era fuerte.

El hombre atravesó las vías del tren y lanzó una carcajada ensordecedora dejando una estela que parecía ahorcar a Hugo y a su acompañante, luego de esto sintieron de nuevo el silencio y Homero decidió buscar el camino a casa. Anduvieron hasta que el cemento se convirtiera en pasto y los edificios en árboles.


A Hugo le robaron la voz, le fue arrancaba sigilosamente por un hombre del que no se conoce rostro, un hombre que se oculta en la obscuridad, un hombre misterioso que eriza la piel de quien lo escucha, un hombre que hace eco con su risa, un hombre que habla y calla…cuando debe callar.  

Hugo nunca encontró a su doncella; siguió esperándola en el mismo bosque, en el mismo camino y aquella majestuosa voz siguió enamorando multitudes desde la obscuridad de un túnel.
A esa voz le faltaba un rostro como el de Hugo y a Hugo le faltaba la pasión de su voz.

@Olivareslucia
Lucía Olivares.

lunes, 2 de julio de 2012

Actitud que sume.


No sé si el resultado de este primero de Julio fue el mejor, y si el nombre hubiera sido otro, la afirmación sería la misma. Creo que muchos mexicanos se encuentran en la misma posición; tal vez sólo los miembros activos de los diferentes partidos políticos y las personas que trabajaron o trabajan directamente en estas campañas son quienes conocen el verdadero beneficio al triunfo. Pero la decisión está tomada.
Vivimos un proceso, una etapa de crítica, de denuncia, de participación, de rebeldía, de información y sobre todo de investigación y análisis;  salió a flote la indignación de los jóvenes, esa inquietud, preocupación y ocupación que se creía inexistente, que se pensó no entraba en nuestro rubro, esa valentía que se creía pasada.
Ahora se ha elegido al grupo que representará a nuestro país, pero ese grupo no deja de ser minoría en comparación al total de mexicanos.

Olvidemos las caretas, las burlas, los encasillamientos que hemos destinado a cada candidato; dejemos de hablar ya de las características físicas, de los spots,  del acento, de las oportunidades, de los triunfos o derrotas; dejemos ya de adornar ridículamente a estos ciudadanos que buscaban (para bien o para mal) representarnos… eso ya no suma. No suma y sí, si resta, porque nos desvía de lo verdaderamente importante. Las imágenes, frases y demás muestras de desaprobación ya no cambiaran la decisión que el país ha tomado, ya no. Es maravilloso manifestarse y utilizar nuestra creatividad característica como medio, pero pensemos en creatividad constructiva, enfoquemos nuestras inquietudes en lo que sigue, en lo que aún es incierto e iremos descubriéndolo como protagonistas, no como espectadores.

Si nos convertimos en mejores ciudadanos estaremos formando un mejor país. Nuestra responsabilidad es exigir lo mismo que estamos dando.

@Olivareslucia

jueves, 28 de junio de 2012

Tu amiga la paciencia


¡Usted está seriamente equivocado! … fueron las primeras palabras que encontré al abrir de golpe un libro de Walter M. Germain titulado “El poder mágico de la mente”. Sí, sin lugar a dudas estaba en busca de respuestas y no fue precisamente lo que encontré.

Le llamamos psicología barata, nos reímos de ese tipo de libros y peor aún… de quien los lee, pero finalmente, la mayoría de nosotros hemos recurrido a ellos en algún momento de nuestra preciada existencia. Algunas personas son egoístas, otras avaras, despectivas, miedosas, crueles, flojas, superficiales, tercas, algunas son impacientes… como yo.

“¡Lucía! Quieres comerte el mundo”, pues sí, si me lo quiero comer y estoy pensando seriamente que me falta espacio para tenerlo todo conmigo. “¡Lucía! Hay más tiempo que vida”, ¿Perdón? ¿Cómo va haber más tiempo que vida? Veamos… la lógica indica que la vida se compone de tiempo y el tiempo que tengas será tu vida, así de simple. “¡Lucía! No corras, no sabes lo que pueda pasar mañana”, ¿Qué ridículo no? Así, o más trillado; por qué no entienden que si no corro ¡No voy a llegar!, sino corro… ¡No voy a llegar!

Hace un par de días salí a caminar por primera vez; en lugar de ver fachadas y coches, vi rostros, dije adiós y hola muchas veces, y después de mi encierro, de mis dolores de cabeza y mis interminables planes adornados matemáticamente… me sentí feliz… pero volví a pensar.

Y sí, sí quiero comerme el mundo, es una realidad, pero también sería importante disfrutar de esa comida, de la dulce gala a la que fui invitada y si me regalan el tiempo andaré a la par de mi vida. Siempre he dicho que si no corro no voy a alcanzar mis metas, eso me ha mantenido preocupada, pero hace un par de días salí a caminar por primera vez, por primera vez teniendo veintiún años; hace un par de días salí a caminar con ritmo, con decisión y si llegué… ligeramente cansada y con ideas frescas.

Si seguimos con frases trilladas recordamos que el que se enoja pierde, que el que espera desespera y el desesperado muchas veces se da por vencido.

¿Y si caminamos con paso firme todos los días?

Lucía Olivares
@Olivareslucia

miércoles, 16 de mayo de 2012

Un país que no conoce su riqueza


Lucía Olivares.

Un país con identidad que desea convertirse en otro, un país que no conoce su riqueza, su potencial, sus alcances y desea tener los del otro. Un México que se ha ido haciendo pequeño por errores de nuestros gobernantes, un México que en una ocasión cedió parte de sus tierras y ahora sigue permitiendo que el norte se vuelva ajeno al México real. Si bien existe una dependencia económica fuerte, también existe una dependencia cultural innecesaria, basada en una adulación ridícula, basada en el escaso conocimiento propio.

Fácil sería decir que la mayoría, o todos nuestros problemas se deben al mal manejo político del país, tal vez en parte sea cierto, y lo hemos permitido precisamente porque no conocemos nuestro valor y peso como ciudadanos, como miembros de nuestra nación.
         De México se dicen muchas cosas, yo estoy de acuerdo en la parte del conformismo, del cómodo, porque por muchos años hemos permitido, hemos “dejado” que unas cuantas personas hagan todo por nosotros, unas cuantas personas que si bien han decidido trabajar por el país,  no tienen ni todo el poder, ni toda la razón, mucho menos toda la capacidad; eso sí, lo sabemos, lo criticamos, lo divulgamos… y nada más, aunado a las permanentes comparaciones con el país vecino, el rico, el poderoso, el país de las oportunidades. Creo que ahora sí es justo y necesario crear conciencia y cambiar tan malos hábitos que hemos apropiado los mexicanos, la mayoría de ellos causados por la ignorancia, por la comodidad, por mediocridad y por seguir siendo dependientes. Somos una sociedad rica en cultura, una sociedad sumamente creativa, pero una creatividad perdida, dispersa, cómica y burlesca, no una creatividad que aporte, que genere cambios fuertes y reales, nos hemos convertido en una sociedad de espera y esto ahora ya no está permitido.

domingo, 29 de abril de 2012

Somos tantos


... somos casi todos, casi iguales. Cascos multicolores, algunos altos, otros bajos,  algunos forrados finamente en piel, otros que además de forro incluyen el relleno; grandes sonrisas, grandes ojos turquesa que se van obscureciendo, palabras bruscas envueltas de ternura, rostros suaves… nuevos y otros que suavemente se han diseñado al andar. Algunos hoscos, algunos dulces, algunos…

Somos tantos… somos casi todos, casi iguales; fruto si bien del amor, si bien de un momento, un momento exacto que habría de repetirse para formar un lazo de protección, para formar una telaraña, para formar una familia.  Dos personas que algún día tal vez ya olvidado se miraron por primera vez y después, ese amor, esa elección, esa unión, o como tu filosofía decida llamarlo, bordó un tejido irrompible e infinito. Un tejido en el que ahora eres la hebra más larga y movible, quizás tu elijas la caída de la falda, quizás le cambies el color,  quizás la textura sea diferente.

 La leyenda dice que  todo empezó el día en que el hombre y la mujer sintieron vergüenza, de su situación, de su cuerpo, del sentir. Todos comenzamos a tejer, algunos basados en el amor, otros en la conveniencia, obligación, comodidad, lástima, deseo, capricho.

Un pedacito de ti, con un pedacito… ¿De quién?

                                                                                                                            Lucía Olivares.

sábado, 14 de abril de 2012

...Ni un poco

Lucía Olivares

            Algunos han dichoMe gustas cuando callas porque estás como ausente; otros dicen que Los amorosos callan, que el amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Otro poeta mencionó ¡Qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Mientras que Bécquer reta: Por una mirada, un mundo, por una sonrisa, un cielo, por un beso... yo no sé qué te diera por un beso.

           A mi quererte no me ha costado ni un poco, y los finos silencios se vuelto un lujo; me gustas cuando callas, aunque prefiero escucharte, acostumbrada a tu ausencia y extraña lejanía. Por una mirada tuya no he tenido que apostarle a nadie, una sonrisa es fácil para mí sacarte y los besos si quieres podemos dejarlos aparte.

           Feliciano no me adora y mucho menos le aborrezco. Gabriela Mistral escribía se van mis manos en azogue suelto; se van mis pies en dos tiempos de polvo. ¡Se te va todo, se nos va todo!, pero yo no me pienso ir, por lo menos no ahora. Amo de ti lo mismo que odio, rescato de ti lo que nunca expresas, lo que tus palabras niegan, lo que tus manos guardan y conozco lo que sientes por un par de miradas, esas que no has podido ocultar con nada. Que tu necedad es grande… es cierto, que el orgullo nos separa, las actividades, los sueños no compartidos, las filosofías distintas, los estereotipos, las calles y el invierno, la ciencia y el arte, la confusión y la seguridad. Pero a mi quererte no me ha costado ni un poco y mi estrategia al igual que Benedetti es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto… por fin me necesites.

jueves, 16 de febrero de 2012

A lo lejos nos miramos.

Lucía Olivares.

De nuevo la distancia, que en esta ocasión es corta comparada con los ayeres… aun así, mi mano no te alcanza, pero te siento y me sientes como siempre, y tu pasado se une a mi presente, tu corazón a mi cabeza y tu figura a mi mirada. Esta vez olvidas tu ego, los prejuicios, los miedos… y corres bajo el frío que nos abraza, mismo frío que tu acelerado cuerpo calienta, y entre ramas, arbustos y obscuridad sin camino andas para de cerca mirarme, pero alzando tu cabeza; esa expresión que conozco y se ha convertido en un misterio, con el viento entre nosotros y tus ojos en los míos.
La distancia nos separa de nuevo, estás en medio, entre tu historia y mi historia, entre lo conocido y lo incierto; pero no me veas así, tampoco intentes esconderte, sólo aléjate como lo haces siempre, corre, corre, sigue corriendo y voltea de repente, yo sigo mirando desde la ventana, mientras te quedas entre el recuerdo y mi alma.
Tus ojos tristes brillan más que la estrella al centro, más que el camino a la izquierda, más que el foco en mi cabeza, más que el coche que se acerca.
Y así, a lo lejos… nos miramos.

sábado, 4 de febrero de 2012

Mi porcentaje

Lucía Olivares.        

        Trabajo por esa mínima posibilidad, por ese porcentaje casi nulo, por el pequeño orificio que ilumina el salón más amplio, que no presenta una línea recta sino luz difusa, esa energía que te envuelve y luego te ahoga, esa energía que te alimenta y luego te deja desnutrido. Trabajo por aquello que a veces llamamos sueños, por aquello que creemos casi imposible, una locura, un milagro, un golpe de suerte; si así fuera, mi vida y tal vez la tuya sería un camino sin salida, sería una montaña sin cima, un árbol sin ramas, una casa sin ventanas… pero no importa.
       El deseo y lo que vemos al no mirar, dirige nuestra estancia en este paisaje, no importa lo que anheles, podrá ser mucho, podrá ser poco, pero mientras exista esa mínima posibilidad de que “suceda”, entonces estaremos ahí, necios al placer, necios a la agonía que representa, necios al triunfo efímero como nosotros mismos, necios, pero presentes.
          El trabajo hace que ese porcentaje vaya en aumento, que la ilusión sea cada vez más grande, mientras el futuro se vuelve pasado.

"-La ilusión no se come -dijo ella -No se come, pero alimenta -replicó el coronel."
Gabriel García Márquez.

miércoles, 25 de enero de 2012

Lástima que no me hayan preguntado.

Lucía Olivares.
Pienso que más vale una revolución que décadas de tormento; creo que los mails deberían ser el último recurso y no el único, estoy segura de que aquel que parece irrompible es porque está cansado de tantos correos y tan pocas miradas; que la idea más ridícula, criticable e incluso risible es lo que cualquier equipo necesita. Pienso también, que  el creativo tiene una profunda relación con su trabajo, con sus proyectos, sus obras, es un amor intenso, efímero y pasional, por eso son tuyos sólo mientras los pules y del mundo hasta la eternidad; hasta ahora creo que trabajar es maravilloso y que escribir es vivir dos veces, la segunda, con la oportunidad de maquillar, de enfriar lo tibio y endulzar los sinsabores.
Por otra parte opino que el amor, no es cuestión de decisión,  o es amor o es elección. Creo que el miedo es el mayor impedimento para la felicidad y que buscar realizar de tus sueños hace de la vida un placer. He llegado a la conclusión de que Mafalda no es un simple personaje cómico, sino una clase de vidente; creo al igual que ella que la vida es linda.. mas no fácil.
Los jóvenes tenemos muchas cosas que aportar, la edad no deja de ser un número, son los múltiples distractores sociales los que nos hacen brutos. El que dijo que la belleza está peleada con la inteligencia estaba equivocado, lo que ocurre es que algunos pierden más tiempo en arreglarse el cabello que el resto de la cabeza y el corazón, se preocupan por aquello que se percibe a distancia sin necesidad de profundizar… por falta de intensidad, esa intensidad que tanto se señala y que a mi gusto es una forma de vida.
Mi respuesta a tu cuestión sería … Lástima que no me hayan preguntado.

martes, 17 de enero de 2012

Punto y coma.

Lucía Olivares.

Con el corazón en la izquierda y la rabia por la derecha.
Con su mirada en mi rostro y mi mente en el recuerdo.
Que ni una lágrima basta, que ni una palabra entiende,
Que los nombres cambian y el tuyo permanece.

Extrañar pierde significado,
Tu presencia una sorpresa, no un regalo.
Tu asistencia un detalle, inexistente,
Tu mirada un lujo, indigente.

Por cobarde, por justo, por inhábil, por miedo… por ti.
Y este pensamiento, envuelto en sentimiento
Y este sentimiento sedentario y caluroso.

Las revelaciones se cansan, se lastiman,
Las intrigas que envuelves, me fastidian
Y tu archivo aquí dentro, no comprende. 

viernes, 6 de enero de 2012

DUEÑO DE TI.

 Lucía Olivares

Con el paso del tiempo, la sociedad se ha llenado de prejuicios, generando roles, creando expectativas sobre unos y otros, marcando en un tabulador lo que es y no correcto, remitiendo cierto número de características a un tipo de persona, rechazando al diferente, apropiando al igual, al “seguidor”, al “borrego”, al “común”… al ser humano de sociedad.
Ese conjunto de elementos que aparecen alternativamente en contextos específicos es lo que rige nuestra vida, pareciera una declaración exagerada, pero no lo es, pues realmente todo aquello que deseamos, que tememos, incluso que odiamos, está determinado por nuestro entorno. ¿Ejemplifiquemos? Está bien, el temor es un mecanismo disuasivo, cuyo fin último es mantener los roles sociales y el equilibrio productivo funcionando, es por eso, que la mayoría de los temores son temas bastante cercanos, como el obtener un buen trabajo, formar parte de un grupo de cierto prestigio y crear una linda familia; los factores emocionales, tienen en primera instancia una referencia orgánica en su manifestación cultural. Lamentablemente hemos llegado a una etapa en donde los ojos del espectador son más importantes que los propios, donde vivimos para que el otro juzgue, nos convertimos en actores, en actores de un guión manipulado por cientos cabezas, donde ya no se permite ser protagonista, no es válido cuestionar y tu voz pasa de ser criterio a sonido, el cuerpo de medio a forma, el corazón de emoción a órgano y el alma de vida a caminante.
La vida no tiene sentido cuando te dedicas únicamente a seguir las huellas trazadas en el suelo, conociendo la meta que puede no excitarte pero te da seguridad. La vida no tiene sentido cuando te esfuerzas por agradar a los demás, cuando te conviertes en un primate tecnológico, cuando la maldad se confunde con inteligencia, cuando la inteligencia no provee, sino desgarra. La vida no tiene sentido cuando no le eres fiel a tus emociones.
La era del vacío  de Gilles Lipoveptsky, señala entre muchos argumentos la frivolidad de nuestra época, la transformación y posible inexistencia de  valores dentro de la sociedad, siendo regidos por la figura de narcicismo, viviendo un vacío de pasiones y compromisos, llenos de caprichos y fantasía, adulando una figura de cuatro picos que emite la luz, la que hemos de usar para seguir un camino…un camino cierto, efímero, frívolo y aburrido.
La vida por si sola va rompiendo paradigmas… nosotros elegimos lo que deseamos vivir. Lo importante siempre será la consciencia y respeto por ti mismo, esquivar las reglas, actuar conforme tu ideología, hablar sin miedo, pelear lo que te corresponde, ser de nuevo el medio,  opinión, sentimientos, razón y vida. Vivir cual ser humano, a consecuencia de sus errores y expectativa de sus aciertos.