domingo, 29 de abril de 2012

Somos tantos


... somos casi todos, casi iguales. Cascos multicolores, algunos altos, otros bajos,  algunos forrados finamente en piel, otros que además de forro incluyen el relleno; grandes sonrisas, grandes ojos turquesa que se van obscureciendo, palabras bruscas envueltas de ternura, rostros suaves… nuevos y otros que suavemente se han diseñado al andar. Algunos hoscos, algunos dulces, algunos…

Somos tantos… somos casi todos, casi iguales; fruto si bien del amor, si bien de un momento, un momento exacto que habría de repetirse para formar un lazo de protección, para formar una telaraña, para formar una familia.  Dos personas que algún día tal vez ya olvidado se miraron por primera vez y después, ese amor, esa elección, esa unión, o como tu filosofía decida llamarlo, bordó un tejido irrompible e infinito. Un tejido en el que ahora eres la hebra más larga y movible, quizás tu elijas la caída de la falda, quizás le cambies el color,  quizás la textura sea diferente.

 La leyenda dice que  todo empezó el día en que el hombre y la mujer sintieron vergüenza, de su situación, de su cuerpo, del sentir. Todos comenzamos a tejer, algunos basados en el amor, otros en la conveniencia, obligación, comodidad, lástima, deseo, capricho.

Un pedacito de ti, con un pedacito… ¿De quién?

                                                                                                                            Lucía Olivares.

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