El círculo obscuro se extendía
lenta y rápidamente sin permitirle pestañear, sin permitirle tocar aquello que
pudo ser un balón para jugar y ahora se convertía en una sábana uniforme que
aburría hasta al más chistín de las grandes ciudades. Ahí estaba, cansada de
caminar, no llegaba a ninguna parte, avanzar y retroceder era lo mismo, llorar…
un grito al vacío. Una tarde no tan común, se pintó en la obscura nada una
sonrisa quebrada, que no decía palabra pero alegraba, no sabía si mentía pero
al menos sonreía y daba un poco de claridad a aquella sábana hostil.
Brenda, se acercó preguntándole
qué camino debía tomar, pero la sonrisa sólo sonreía con más fuerza; Brenda lo
intentó de nuevo: ¿Cuál es el camino
correcto? Y la sonrisa quedó
intacta.
Me estoy equivocando de cuento entonces, pensó, al momento que se sentaba en el suelo decepcionada; esa luz que
había llegado no la ayudaría a salir de sus problemas, no podía siquiera
contestar una pregunta, no la ayudaría a salir de aquel terrible vacío en el
que se encontraba, había llegado únicamente a sonreír con desequilibrio.
No puede salvarme con un beso porque no estoy dormida, no puedo bailar
con él hasta la media noche porque no veo su cuerpo, no tenemos una alfombra para
volar, ni un castillo para huir de él, entonces, sólo me queda ver su luz.
Así pasaron días, semanas, meses;
Brenda estaba al borde de la desesperación y le generaba grandes conflictos el
que su compañero nunca dejara de sonreír, estaba molesta, lo maldecía porque
aún siendo su expresión tan fuerte faltaba luz para encontrar la salida; estaba
cansada de hablarle, de preguntarle, de buscar atención y jamás recibirla, sólo
una estúpida sonrisa. La molestia era tal, que Brenda empezó a reírse de lo
complicado y a la vez ridículo de la situación, sus carcajadas hicieron eco en
el lugar y se dio cuenta de que no era tan amplio como había imaginado; se
acercó a la estática sonrisa respondiéndole de igual manera; por primera vez se
presentó un ruido que la hizo dar media vuelta
y entonces, estando las sonrisas en la misma dirección, el camino se
aclaró, no fueron más de seis pasos los que concluyeron el trayecto y marcaron
la figura de lo que por meses fue sólo una mancha blanquecina.
Lucía Olivares
@Olivareslucia
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