miércoles, 30 de diciembre de 2015

Somos el cielo y el infierno


Según cuenta un antiguo relato japonés, un belicoso samurai desafió en una ocasión a un maestro zen a que explicara el concepto de cielo e infierno. Pero el monje respondió con desdén: "No eres más que un patán ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!"
Herido en lo más profundo de su ser, el samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó "Podría matarte por tu impertinencia".
"Eso”, repuso el monje, "es el infierno".
Desconcertado al percibir la verdad en lo que el maestro señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el samurai se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección.
"Y eso", añadió el monje, "es el cielo":



Lucía Olivares.
@Olivareslucia

Somos almas de purgatorio, disputándonos un lugar entre el cielo y el infierno, movidos por nuestras emociones, estereotipándonos unos a otros por lo que decimos, por nuestras reacciones, por la manera en que nos hierve la sangre; hundiéndonos en los peligros de las pasiones o de los impulsos incontrolables.

No somos buenos, ni malos, somos el resultado de lo externo con lo que llevamos dentro, somos química; seres compuestos y complicados.

Somos historia y no está de más decir que lo fuimos… somos; así como somos, también, lo que seremos.
Soy historia desde la concepción hasta mi muerte, y llevo el tatuaje de las formas; de la forma en que mis padres me hablaron, de la forma en que aprendí a caminar, de la forma en que conseguí mi primer empleo, de la forma en que amé y me amaron; la forma en que eduqué a mis hijos, la forma en que viví la vejez y mi soledad. Todos hacemos lo mismo, estudiamos, trabajamos, amamos, comemos, la diferencia es cómo lo haces.

Somos una historia aislada, perdida, flotando entre la vida, complementando los tramas de otros, a veces destrozándolos, pero escribiendo siempre, siempre, aun cuando te quedes sentado en casa mirando girar el ventilador.

Fuego con fuego, quema; el fuego con agua se debilita; y el agua sola, tan indefensa y claridosa puede estropearlo todo. Somos materias distintas, con el poder escondido, con el poder incrustado en el punto más débil y delicado de cada ser. Somos fuertes en el hígado, en el corazón, en el estómago, en los pulmones, en la garganta. En nuestra debilidad está la fortaleza y en nuestra fortaleza la debilidad; por eso estamos ahí disputándonos un lugar en el cielo y el infierno, volviéndonos locos de emociones, queriendo a unos y aborreciendo a otros; por eso estamos aquí sintiéndonos incomprendidos, desesperados, ansiosos, con ganas de que otros sientan lo que estamos sintiendo.

El ser humano es la historia más interesante que existe, porque es única, porque es real, porque es continua, escrita por muchos y editada por el baúl de las memorias.


Somos historia, la más mágica de todas…



viernes, 18 de diciembre de 2015

¿Qué piensan las mujeres antes de dormir?


Lucía Olivares.

Qué piensan las mujeres antes de dormir… si es que dormir está en su lista de deberes, o será que pensar es la eterna y homicida actividad de las noches, de la cama, de los amaneceres…

“Las noches habitadas” de Alma Delia Murillo, habla de cuatro mujeres con insomnio, causado por distintas preocupaciones: la obesidad, la inexperiencia, los celos, inseguridades, tristeza, depresión, el trabajo, los hijos, el esposo, los amantes. La mujer contemporánea vive un mundo en el que es posible elegir, pero elegir significa renunciar y de la renuncia viene el reproche y del reproche el lamento y del lamento la ansiedad, la angustia, la desesperación. 

Claudia, casada con un hombre exitoso y una hija talentosa, se pregunta día y noche por qué dejó su profesión para convertirse en ama de casa, para servir a alguien más. Magdalena, la mujer de negocios, guapa, sexy, inteligente, está harta de los viajes y compromisos laborales, de llegar a casa y que nadie la reciba, de vivir sola y de alimentar su alma con amores pasajeros, de ser la querida de todos, aunque nadie la quiera.  ¿Algún día estaremos conformes? ¿Para qué tanta libertad si nos iban a generar estos vacíos existenciales, esas horas disfrazadas de lustros, esos relojes estáticos, esa realidad insatisfecha?

¿Eres Claudia? ¿Eres Magdalena? ¿O eres Carlota, la que se ve y no se gusta, la que se compara, la que reniega de su físico, la que quiere cambiar y no puede, la que aún no se conoce, la que sufre porque aun levantando la mano nadie la ve? ¿Tú quién eres? ¿Qué te quita el sueño?

Amar con ansiedad es amar mil veces, de una manera extrema e inquietante, es aferrarse a un amor duradero, es poner los ojos en todas direcciones y volar, atrapar, imaginar. Amar con ansiedad es angustiante, es como una manta que rodea tu cuerpo, es atraparte en algo vaporoso y dulce… Amar con ansiedad es pensar, día y noche… es pensar.

Qué piensan las mujeres antes de dormir… o cuando el sueño se ha interrumpido. ¿Qué piensan las mujeres mientras el bebé está llorando, mientras el marido ronca, mientras el novio está perdido, mientras el novio es imaginario? ¿Qué piensan las mujeres cuando quieren brillar y se sienten opacas, cuando están cansadas?
¡Qué piensan las mujeres cuando el despertador suena y no han dejado de pensar! ¿Qué piensas cuando ves tus ojeras en el espejo y por más que intentas no las puedes ocultar?

Hay mujeres como Dalia que se despiden de la vida porque se han cansado de luchar, pero hay mujeres que se aferran a la vida, se aferran a su cama, se aferran a sus sueños y que logran descansar.




sábado, 12 de diciembre de 2015

La sufrida de Frida

“Yo sufrí dos graves accidentes en mi vida: uno en el autobús que me tumbó al suelo… El otro accidente es Diego Rivera” Frida Kahlo




La primera artista mexicana en exponer en Paris; conocida por una vida trágica, llena de dolor y agonía, rodeada de importantes figuras de talla internacional, enamorada de su maestro, Diego, a quien le perdonó todo y de quien en silencio muchas veces se vengó.


Lucía Olivares.


La Casa Azul de Frida Kahlo, en Coyoacán, es uno de los museos más concurridos del país, recibe alrededor de 200 mil personas al año; un dato revelador es que ocho de cada 10 visitantes son extranjeros, lo que demuestra que es la artista latinoamericana más reconocida a nivel mundial. Más allá de los majestuosos y amplios jardines, de la arquitectura y el apego a sus raíces que se ponía de manifiesto en todas sus pertenencias, la propiedad encierra misterio, el misterio de una pareja de creadores que ganaron popularidad y reconocimiento en vida, contrario a lo que ocurre con la mayoría de los pintores en el mundo.


Su infancia interrumpida
“Hay algunos que nacen con estrella y otros estrellados, y aunque tú no lo quieras creer, yo soy de las estrelladísimas…”
La infancia de Frida estuvo marcada por una sucesiva serie de enfermedades, a consecuencia de la poliomielitis que contrajo a los seis años de edad; esto la obligaba a permanecer en cama por largos periodos de tiempo, dejándole como secuela una pierna más delgada que la otra, además de una soledad inducida, le era complicado acercarse a otros niños, algo que en muchas ocasiones plasmó en sus lienzos.
En 1922 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México, dónde conoció a quienes serían los futuros intelectuales y reconocidos artistas nacionales. Sin embargo, el verdadero parteaguas de su vida habría sido a los diecinueve años cuando vivió uno de los más grandes accidentes que la marcarían por completo; el autobús  en el que viajaba colisionó con un tranvía, dejando a la pintora con graves fracturas de columna, clavícula, pelvis y costillas, su pierna derecha se fracturó en once partes y un pasamanos le atravesó desde la cadera hasta salir por la vagina, ella decía que esa fue la fría y atroz manera de perder la virginidad; Frida se sometió a 32 operaciones quirúrgicas que la obligaron a permanecer en cama y fue precisamente ahí, en su cama, para abatir el aburrimiento, que comenzó a pintar. Pintaba autorretratos, se plasmaba a ella y sus ininterrumpidos obstáculos para ser feliz.


El amor de Diego: El elefante y la paloma
Decir en todo es imbécil y magnifico. DIEGO en mis orines- Diego en mi boca- en mi corazón, en mi locura, en mi sueño…

Cuatro años después del accidente y con la intención de mostrar sus primeros trabajos, Kahlo buscó al muralista Diego Rivera en el edificio de la Secretaría de Educación Pública donde trabajaba realizando una serie de obras en los muros del lugar; Diego ya poseía fama y reconocimiento, no solamente como artista, sino como conquistador de mujeres, el típico Don Juan del mundillo cultural de México, y a pesar de las habladurías y de la diferencia de edad, Frida y Diego decidieron contraer matrimonio el 21 de agosto de 1929.
Su relación fue tormentosa, llena de infidelidades y desengaños, aunque también plagada de oportunidades y popularidad. Rivera era de esos hombres que se pueden adjetivar como “terroríficamente atractivo”, un hombre con cara de sapo y cuerpo de elefante, pero con el talento e ingenio que hacía perder la razón a cualquiera, principalmente a las mujeres de sociedad o a las más intelectuales del país. Frida lo sabía todo y lo plasmaba todo, así como su primer aborto que la dejó desconsolada y con ese sentimiento de soledad recurrente que la perseguía desde niña. Frida tomaba de cada experiencia o de cada desdicha, un motivo inspiracional para su obra, como lo fue “Henry Ford Hospital” y “Frida y el aborto”, donde dejó de manifiesto lo que por su cuerpo y su mente ocurría.
A pesar de las infidelidades y de la “mala vida” que Diego aseguró haberle dado a Frida, él siempre habló de ella como su gran y único amor; se convirtieron en un dúo misterioso y admirable, críticos y directores de trabajo del otro. Rivera solía describir a Frida como “ácida y tierna, dura como el acero y delicada como el ala de una mariposa. Adorable como una bella y profunda sonrisa y cruel como la amargura de la vida”, vida que él le había ayudado a vivir.





Su sexualidad
“Donde no puedas amar, no te demores”

Buscaba el amor en todas partes, para debilitar un poco de su sufrimiento, por eso no le negaba el afecto a nadie, era bisexual y al descubrir que entre las infidelidades de Diego se encontraba su hermana Cristina, la menor y más cercana a la artista, decidió vivir sus encuentros sexuales sin temores y aspavientos. Ambos se sabía infieles, ambos se celaban, pero también se perdonaban y respetaban su libertad.
Entre la lista de amantes de Frida se ubicaba Leon Trotsky, Chavela Vargas y Jaqueline Lamba, quienes fueron inquilinos de Frida y Diego en su casa de Coyoacán. A la lista se agrega el pintor alemán Heinz Berggruen, el fotógrafo estadounidense Nickolas Muray, el escultor Isamu Noguchi y José Bartolí.
Ahora, a Frida se le conoce como figura máxime del feminismo en México, por superar la tendencia machista de su tiempo y por su fortaleza ante el dolor; aunque hay quienes critican su postura permisible que llevó la libertad a libertinaje, usando el matrimonio como un puente profesional y no como un lazo de amor basado en el respeto. Frida fue una mujer impositiva, con una personalidad tan fuerte que llegaba a ser imitada en el resto del mundo; una mujer con una fortaleza externa impresionante, sin embargo en su obra muestra la debilidad interna que no la dejaba dormir.


El mundo y el apogeo
Yo aquí en Gringolandia me paso la vida soñando con volver a México.

Uno de los mayores logros y emblemas de la pintora mexicana fue exponer sus pinturas en el Museo de Louvre, en Paris, por una invitación del artista André Breton, mismo que la llevó a exponer a Nueva York. Frida era una figura imponente por su marcada identidad mexicana en todo lo que llevaba puesto y en todo lo que representaba. Actualmente, el rostro de Kahlo se ha convertido en un emblema, tal como la lengua de Kiss en las playeras negras,  o la bandera de Estados Unidos en los trajes de baño; la imagen folclórica de Frida se ha vuelto tan comercial que ya no se ve únicamente en los museos y galerías, sino en los escaparates de importantes marcas europeas, en boutiques y tiendas de ropa en línea, como símbolo de rebeldía y al mismo tiempo de distinción, esta tendencia representa en los diseñadores una manifestación del empoderamiento de la mujer. Ahora el rostro de Frida funciona, en muchas áreas, como un producto más de la mercadotecnia.
Lo cierto es que, en vida, Frida Kahlo no siguió ninguna tendencia, fue viviendo así como le fuera posible, con sus accidentes, sus estrellas, sus amores, con sus obras y con Diego.








sábado, 12 de septiembre de 2015

Mujeres de postal



Por muchos años la única tarea que desempeñaba una mujer era ser esposa y madre, ese ha sido el principal estereotipo que el movimiento feminista ha querido destruir, desarrollando otro incluso más demandante y exigente, el de la mujer trabajadora y exitosa, madre, deportista, guapa, ocupada de su familia, con conocimientos de nutrición y gastronomía; ese contra estereotipo visible en anuncios y programas de televisión es también una carga pesada.

Lucía Olivares.


Un joven estudiante de periodismo realizaba una entrevista vía telefónica a una investigadora de renombre que vive en la ciudad de México; ella le habló de su profesión, de los estudios recientes que había publicado, de los tres idiomas que domina - además del propio -, de su gusto por las artes que la había llevado a exponer su obra pictórica en una de las salas más importantes de la ciudad y como dato adicional, de su familia.
Sorprendido por la cantidad de actividades de aquella mujer y por la exigencia de las áreas en las que se desempeña, a Mario sólo le restó una pregunta: No entiendo, ¿Cómo le hace?
A lo que ella respondió: Siempre voy despeinada, como en tuppers y tengo ojeras; con una sonrisa en los labios que no se veía, pero se escuchaba.

Luego de esas declaraciones y el impacto que en él generaron, Mario decidió darle otro giro a su reportaje, hablar de las mujeres que trabajan, de su incursión en el ambiente laboral, los retos y el equilibrio entre la casa y la oficina.



Las mujeres que trabajan

En México, la participación económica de las mujeres – mayores de 15 años y con al menos un hijo – es de 44.1%, de las cuales casi el 98% combina el trabajo con el quehacer doméstico, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
Recientemente, el INEGI junto al Instituto Nacional de las Mujeres elaboraron la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, la cual arrojó que las mujeres trabajan más que los hombres, dedicando cerca de 92 horas semanales al trabajo del mercado y del hogar.
Cifras de dicho sondeo apuntan que a partir de los 25 años las mujeres dedican más de 20 horas, en promedio a la semana, a las labores del hogar, que desde los doce años se aprenden como un requisito indispensable de la feminidad. No es casualidad que luego de la primera sopa de arroz exitosa algún miembro de la mesa exprese con orgullo la famosa frase: “Ya te puedes casar”; tampoco es casualidad que los niños jueguen con pelotas, carritos y pistolas de agua, mientras las niñas preparan un pastel en su cocinita o arrullan a un bebé en sus brazos.
Por muchos años la única tarea que desempeñaba una mujer era ser esposa y madre, ese ha sido el principal estereotipo que el movimiento feminista ha querido destruir, creando otro incluso más demandante y exigente, el de la mujer trabajadora y exitosa, madre, deportista, guapa, ocupada de su familia, con conocimientos de nutrición y gastronomía; ese contra estereotipo visible en anuncios y programas de televisión es también una carga pesada.



Retos de la mujer trabajadora

El principal reto al que se enfrenta la mujer profesionista es la coordinación entre el trabajo y la familia, sin embargo, esto no le corresponde únicamente a ella, sino también al gobierno y las empresas, que de acuerdo a las modificaciones de la Secretaría del Trabajo, deben ofrecer prestaciones laborales distintas como jornadas de trabajo más reducidas, horarios flexibles y permisos por maternidad, que ronda en las 12 semanas con goce de sueldo.
Otro desafío es incursionar en áreas donde una mujer no es bien recibida, a pesar de la supuesta apertura de la época. Según PageGroup la mayoría de las mujeres trabajadoras se ubican en el área de ventas y las profesiones más comunes del género (que además son las peor pagadas) son psicología, educación y enfermería, es decir, lo que ya se hacía en casa, los conocimientos básicos que un ama de casa pone en práctica con los miembros de su familia.
Los logros profesionales de una mujer, comúnmente se ven mermados por un tema sexista, que no es otra cosa más que un pensamiento medieval traído a la modernidad; ocurre en ambos casos, se critica la escalada laboral de una mujer dando por hecho que fue ayudada por un hombre, así como quien sube de nivel socioeconómico cuando contrae matrimonio. A la mujer - o entre mujeres - le cuesta aceptar que es capaz crecer por sí sola.



Rompiendo estereotipos

Fue hasta 1955 que la mujer mexicana pudo emitir su voto, esto es sin duda un fuerte parámetro para imaginar las limitaciones de género antes de esa fecha. Aquella que deseaba acercarse a la
ciencia o a la literatura, tenía, en cierta parte, que renunciar a su condición de mujer, como es el caso de Sor Juana Inés de la Cruz, que enamorada renunció al amor, con el afán de poseer un derecho humano: el conocimiento.
No genera extrañeza que Disney, la compañía divulgadora de los mayores referentes sexistas, haya incluido en su cartel de películas a una mujer valiente, aguerrida, ágil y sacrificada que tuvo que disfrazar su cuerpo para mostrar esas características que también son propias del género, pero que por mucho tiempo se anularon: Mulán, la única princesa que ha salvado a su príncipe. Esta leyenda china, surge a partir del poema de Guojian Chen “Balada de Mulán” que precisamente aboga por la igualdad de géneros. Cuando ves una pareja de liebres correr, ¿Quién podrá distinguir entre el macho y la hembra?



¿Y ella dónde?

La situación lejos de mejorar, cada día es más pretenciosa…
La mujer en sociedad debe estar en perfecta armonía con la belleza; son características distintas entre géneros lo que potencian su incursión o relevancia en un grupo, mientras en los hombres la posición económica es el principal factor, además de la “triple f” (feo, fuerte y formal), a la mujer le corresponde la “triple b” (buena, bonita y barata), que entre broma y broma describe a la dama idealizada de todos los tiempos.
Se habla de un descuido físico cuando ya no encuentras esos quince minutos extra para secarte el cabello y coordinar el barniz de las uñas con la ropa, o cuando tienes que cancelar la visita al ginecólogo y llevar a cuestas un problema de fertilidad; cuando intentando ser esa súper mujer de los anuncios de televisión, te quedas en la línea entre lo que “deberías y no deberías ser”.
Detrás de los escritorios de esas mujeres que trabajan por necesidades distintas, detrás de la figura exitosa o la dureza de un trato, hay una historia, donde persiste el miedo a las llamadas de la guardería y donde el horario de salida es en realidad el inicio de una nueva jornada.
Esas mujeres hermosas, que comen sano todos los días, que son directivas de una empresa, que llevan los tacones sin cansancio y el pelo perfectamente acomodado, no existen, como dijo Alma Delia Murillo, autora de “Las noches habitadas” durante la presentación de su libro en Torreón, y si existieran, eso sería una pesadilla.



A Mario se le fue el tiempo documentándose sobre su tema en un café internet a varias cuadras de su casa, salió cuestionándose cómo luciría su entrevistada más allá de la foto de estudio que aparece en internet cuando tecleas su nombre, cómo serían sus hijos, cómo sería su vida…

El joven regresó a casa pasadas las once de la noche; su mamá lo esperaba en la cocina, con el plato servido junto a una jarra de agua fresca. Mario se detuvo a mirarla con una sonrisa, despeinada, comiendo en un tupper y con ojeras.

miércoles, 15 de julio de 2015

Te quiero con la misma intensidad de mis disgustos

Te quiero con el mismo poder de mi mirada impregnándose en la tuya, tratando inútilmente de que leas mi mente y no mis ojos, no mi ceño, no mis labios apretándose uno con el otro.

Te quiero con la misma fuerza con que impulso mis palabras, no cuando despierto, ni cuando estoy a punto de dormir; te quiero con la fuerza de mis palabras cuando me sorprendo, cuando la rabia me ahoga, cuando la desesperación se apodera de mi cuerpo y ya no hay espacio para correr.

Te quiero con la misma intensidad de mis tristezas, cuando siento que el corazón se sale y no lo puedo detener. Te quiero en cada insomnio, en cada tiempo muerto y en esas pausas vivas.

Te quiero con la espontaneidad que me mete en problemas, que asusta, que envenena. Te quiero con la furia con que leo una noticia, con la impotencia de hacer sin resolver;  te quiero en los pensamientos fríos y templados; en las noches cortas, en los días difíciles; en la obscuridad de la incertidumbre y en la luz de los hallazgos.

Te quiero con la misma intensidad de mis disgustos; con la misma seguridad con que me paro de mesa cuando algo me molesta, con esas ganas de abofetear a quien insulta, a quien denigra, a quien sobaja. 
Y te extraño, te extraño cuando miro a la puerta y no estás, cuando busco entre las cortinas y no apareces, cuando digo tu nombre y no respondes, cuando no sé si estás o no estás.




Lucía Olivares.

@Olivareslucia

martes, 12 de mayo de 2015

La cultura de la clase mata la cultura del esfuerzo


Which is the fastest way to build a small fortune?  Starting for a large one.


El Mirreynato, es el nombre que el periodista Ricardo Raphael le dio al fenómeno que vive nuestro país, este momento en que las aspiraciones de crecimiento son, en su carácter más real, sueños. El mirrey es el joven que tiene asegurado su futuro, ¿Por qué? Porque sí,  ese fue el privilegio que obtuvo por el cambio de época.

“El Mirreynato es un régimen moral donde predominan la ostentación, la prepotencia, la impunidad, la corrupción, la discriminación, la desigualdad, el desprecio por la cultura del esfuerzo, el privilegio que otorgan las redes familiares y un pésimo funcionamiento del ascensor social” esto es lo que escribe Ricardo Raphael antes de dedicarle 10 páginas a hablar sobre Ostentación, esa forma tan vulgar y desmedida de exponer lo que tienes y lo que haces con lo que tienes. El gasto ostentoso no sirve para otra cosa que para obtener un lugar dentro de la parte más elevada de la pirámide: un señor le compra a su hija una bolsa Louis Vuitton aunque represente la mitad de su salario, sólo porque ese bolso le dará la oportunidad de conseguir marido de un extracto social privilegiado, una especie de inversión; jóvenes compran animales exóticos, coches que en la ciudad donde viven no pueden conducir o relojes que no usarán por la inseguridad. El objetivo de esos bienes no es más que impresionar a su círculo de amigos, eternizarse en redes sociales para luego ubicarse dentro de la élite.

¿Y las mirreinas? Este término no existe, porque la mujer no aparece en este libro a la par del hombre. La mujer en este régimen no es más que la acompañante del mirrey; estos jóvenes no buscan una pareja con atributos intelectuales, buscan alguien que, como un reloj o un coche, les represente únicamente miradas de envidia. El lema de la mujer en ese entorno bien podría ser “Calladita te ves más bonita”… pero eso sí, bien vestida.

Veremos a algunos divirtiéndose con el video de graduación del Instituto Cumbres México, podemos “no tomarlo tan en serio”, pero al escuchar a una niña decir que “daría lo que fuera por tener un novio así” preocupa que ellas y por supuesto sus familias realmente piensen que un joven misógino, prepotente, clasista y tonto representa un excelente partido, un modelo aspiracional; y que ese podrá ser el mayor logro de su hija: casarse con un hombre rico.  La hija de Roberto y Martha se casó “muy bien casada”… aunque sea presa de humillaciones y silencio por el resto de su vida, pero lo vale al reconocer que ya recorrió el mundo, sus hijos estudiarán en Europa y ella no tendrá que preocuparse por dinero jamás. “El matrimonio sigue siendo el principal instrumento de movilidad social con que cuentan las mujeres”.

Otro de los beneficios de un mirrey es la impunidad. El que roba una cartera de huevos es un ladrón y lo paga en prisión, el que roba millones de pesos es un representante nacional  y lo paga viviendo en las mejores zonas del país o del mundo. Hank González inmortalizó la frase “Un político pobre es un pobre político”, ahora simplemente un político pobre no es político.


Los Trabajadores
Mientras que el 93% de los mexicanos gana menos de 10 mil pesos, diputados y senadores tienen una dieta mensual de de 117 mil pesos. La productividad en nuestro país aumenta… los salarios no. La imagen de México en el extranjero es deplorable y la lista de candidatos parece un chiste mal contado, con personajes de la farándula postulándose como representantes nacionales y una ciudadanía tan desesperanzada y desconfiada de las instituciones que prefiere darle el voto a quien la hace reír en televisión. ¿Cómo repartirías 34 pesos para vivir al día? Ese es el ingreso de casi 36 millones de mexicanos. Aunado a eso, más de 31 millones de personas en nuestro país no están inscritas en ningún sistema de seguridad social.

Artículo 123 de la Constitución Mexicana:

Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.


El dinero dista mucho de los modales y la educación. Ricardo Raphael le dedica sus últimas páginas a este tema, a los resultados vergonzosos de la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) en los que el estatus social no tiene ninguna injerencia. El resultado de quien paga 25 mil pesos mensuales o 500 bien podría ser el mismo.
Lo cierto es que México exhibe uno de los indicadores más bajos de correlación entre ingreso, educación y movilidad social.


El Mirreynato lo hemos creado todos, es un fenómeno que se extiende y rebasa todas las clases sociales; un modelo que hemos aceptado y adoptado, una devoción innecesaria a aquel que ya tenía la mesa puesta, una necesidad imperiosa de ser la perfecta esposa abnegada y la tolerancia a que te hagan sentir pequeño. Oscar Wilde decía que el único deber que tenemos con la historia es reescribirla; para algunos escribir ya es complicado, pero se hace, se dice y se vive así como lo vayas sintiendo, porque un Mirreynato avergüenza y no nos deja crecer. La corrupción de unos reduce las posibilidades de cada ciudadano para mejor su calidad de vida, según revelaron expertos del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, en su último reporte; la corrupción e impunidad de una minoría mantiene pobres a 55.3 millones de mexicanos



Datos de desolación:
  • -          De acuerdo con el Reporte sobre la Discriminación en México 2012, 8 de cada 10 delitos cometidos en el país no se denuncian ante la autoridad.
  • -          Según la falaz norma mexicana, 9 de cada 10 pesos gastados por los participantes en las elecciones se paga con dinero del contribuyente, pero esa verdad nada tiene que ver con la realidad.
  • -          De los 27 millones de mujeres que son madres, 53% no cuentan con seguro social y 8 millones no tienen una pareja que las acompañe en la responsabilidad de los hijos.
  • -          El riesgo de que un niño indígena muera en México por diarrea, desnutrición o anemia es 3 veces mayor que el prevaleciente entre las personas no indígenas.
  • -          El Reporte “Gobernar para las élites” dice que el 1% más rico de la población mundial ostenta una riqueza 65 veces mayor a la que posee la mitad de la población de la Tierra.
  • -          En promedio, los casi 36 millones de individuos condenados a la parte baja de la pirámide cuentan con 34 pesos de ingreso cotidiana para enfrentar mal sus carencias.
  • -          En México una familia cuenta con ingresos de 2.5 millones de pesos y otra con 2300 pesos mensuales.
  • -          En México más de 31 millones de personas no están inscritas en ningún sistema de seguridad social.
  • -          62% de la población trabajadora mexicana se encuentra en la informalidad.
  • -          8 de cada 10 mexicanos jamás podrían hacer turismo siquiera en los hoteles de Cancún, y mucho menos en Los Cabos.
  • -          México exhibe uno de los indicadores más bajos de correlación entre ingreso, educación y movilidad social.


Antes de abrir la boca para decir naco, gato, asalariado, jodido, godín, achichincle; el mirrey debería detenerse a pensar cuánto ganaría sin la fortuna de papá.

“Si yo levanto la ceja y hablo con repugnancia de tu vida es porque en algún lugar temo que tu circunstancia termine siendo la mía”.



Lucía Olivares
@Olivareslucia


sábado, 2 de mayo de 2015

Comes santos y cagas diablos


La Sociedad de la Incongruencia.

Esta es una sociedad enredosa que quiere aparentar lo que no es.

En septiembre de 2014, el estado de Coahuila aprobó los matrimonios entre personas del mismo sexo; con eso se podría pensar que somos una sociedad incluyente, que se rige por el respeto, que no señala y que por lo tanto está preparado para ver a dos hombres o dos mujeres que se aman formar una familia.
Los jóvenes somos tan abiertos e incluyentes, que adoptamos las actualizaciones globales, contando con una diversidad de emojis para expresar sentimientos en distintas tonalidades de piel o en composiciones familiares “no tradicionales”.
Sí, somos una sociedad ejemplo… somos esa sociedad que escribe en Facebook “frases matonas” o de vaga superación personal, somos esa sociedad que publica “Antes de criticar la vida del otro, primero mira la tuya”, “Vive este día como si fuera el último”. Vivimos bajo esa insignia, nos sentimos un rosal, pero por dentro tenemos las hojas secas.

Somos un estado que aprueba los matrimonios entre personas del mismo sexo, pero aún no estamos preparados para ver a una pareja homosexual caminar con dignidad frente a la gente; no estamos preparados tampoco para convivir con personas que no viven y que no piensan igual que nosotros.
Hemos dado pasos agigantados, cuando aún nos llenamos la boca de calificativos, que más allá de calificar, ofenden: joto, puta, zorra, naco, gato, jodido, mandilón, puto.
Qué difícil es en estos tiempos actuar con congruencia… es difícil porque la gente tampoco está preparada para eso, porque no nos gusta escuchar la verdad, porque hacemos preguntas esperando recibir mentiras, porque preguntamos si nos vemos bien para recibir un halago, no una crítica.

No somos una sociedad incluyente, somos una sociedad que juzga, que califica, que siempre está más al pendiente la de vida de otros que de la vida misma.
Aún no estamos preparados para aceptar la homosexualidad en nuestros círculos cercanos, aún no estamos preparados para aceptar la soltería, ni a las madres solteras; no estamos preparados para la unión libre, ni para la mujer como jefa del hogar.
Somos una sociedad que atiborra las redes sociales de indignación por lo que ocurre en nuestro país, pero no salimos a votar. Somos una sociedad que le “preocupa” la pobreza de la gente, pero no somos capaces de deshacernos ni de UN PESO para dárselo a alguien más. Somos una sociedad que se escandaliza por las estadísticas de la educación en México, pero nos da flojera leer.

Somos como esas señoras que van todos los días a misa, pero no le hablan a sus hijos.

Si nos respetáramos todos un poquito más, viviríamos en un lugar mejor.





Lucía Olivares.
@Olivareslucia

lunes, 16 de marzo de 2015

La guerrera que no quiso ser princesa



         Érase una vez una guerrera que vivía junto a cientos de hombres y mujeres que luchaban por causas distintas para servir a la nación. Ahí todos luchaban por igual. A pesar de vivir a merced de las inclemencias del tiempo, la incomodidad de una habitación compartida y la comida tibia – cuando había tiempo para comer -  Carolina, la guerrera de quien les hablo, poseía la maravillosa oportunidad de ver el Sol al despertar y correr, recorrer el campo, empaparse de sudor, de agua o de lo que fuere; podía ensuciarse jugando con lodo acompañada de sus amigos, podía dormir sobre el pasto, podía gritar lo que quisiera, podía hablar con quien se le pusiera en frente, podía ser, a pesar del frío y del calor, a pesar de la escasez, del día o la noche, a pesar de los deberes, a pesar de la distancia. Era ella
.
Carolina se despertaba todas las mañanas muy temprano, lo primero que hacía era ver el Sol, luego se preparaba para ayudar a las comunidades más afectadas por los desastres naturales que azotaban su país. Cambiaba de destino con frecuencia y tenía poco tiempo para ver a sus padres. Había tomado esa decisión luego de que se vio imposibilitada para estudiar medicina y su afán por ayudar a los demás se esclareció luego de una convocatoria para formar grupos de ayuda; se reunían enfermero(a)s, psicólogo(a)s, cuentistas, abogado(a)s, personas, simplemente personas dispuestas a regalar su tiempo y atenciones a quien en ese momento no la está pasando bien.

Habían pasado dos años desde que Carolina deambulaba por distintas comunidades sirviendo al prójimo, viendo el Sol de distintos ángulos, empapándose de agua distinta, reposando sobre césped húmedo y seco,  conociendo rostros y escuchando historias. Pero un día, acostada debajo de un árbol robusto y hermoso, comenzó a cuestionarse el sentido de su vida, ¿vagaría por el mundo sin hogar, sin que su dinero pudiera materializarse en algo que los humanos “necesitan”?. Carolina sacó de su bolso una hoja con uno de sus dibujos de niña: Una princesa, un príncipe y un castillo… ese era el sueño de Caro, antes de que se le metiera a la cabeza estudiar medicina y ayudar a los demás a “vivir mejor”. No había sido un día fácil y en sueños comenzó a imaginar su vida con un rumbo distinto:

En ese momento, ahí recostada bajo un hermoso roble, un apuesto (o espantoso, ¡total! en términos de riqueza no es un factor importante) príncipe la tomaba de la mano y le decía “Eres hermosa. Vente conmigo, tendrás lujos, sirvientes, amor. Conmigo no te faltará nada y serás muy feliz”; entonces Carolina entusiasmada tomó la mano tersa de ese joven que sólo conocía el dolor de muelas y los raspones al subir y bajar del caballo; subió y anduvo rumbo a un destino incierto pero decoroso, ambicioso y esperanzador.
Llegaron… en el recibidor del castillo se encontraba la familia del príncipe, amigos y parientes, para observarla, analizarla y clasificarla de manera inmediata. Carolina sintió las miradas y no hizo más que sonreír. Su vestido era bonito, pero tenía usuales manchas verdes por el pasto y un poquito de lodo en los zapatos. Le pidieron que se cambiara y se lavara las manos.
Carolina se convirtió en una princesa hermosa, de esas de en sueño. A veces extrañaba salir por las mañanas a ver el Sol, extrañaba también jugar con agua y lodo junto a sus amigos, extrañaba caminar por placer y sin prisa, extrañaba tomar por colchón los jardines y gritar, porque al parecer, una de las características de las princesas era permanecer callada. Hasta el momento nadie le había impedido escribir.
Un día le pidió casi de rodillas a su esposo, el príncipe Arturo, que salieran a dar un paseo por el pueblo, quería ver gente de verdad, quería respirar distinto, y después de semanas de súplica el príncipe le concedió ese deseo a su adorada princesa. El paseo no era lo que ella esperaba, a sus espaldas iba el resto de la familia y toda la guardia de seguridad.
Carolina vio que una niña lloraba al tiempo que intentaba gritar que estaba perdida, no encontraba a su mamá; entonces, la princesa se separó del camino y tomó a la niña entre sus brazos, en ese instante le pidieron que la soltara y que irían inmediatamente de regreso a casa. Ella no sabía lo que ocurría.
“Una princesa no puede conversar con quien se le ponga en frente. Una princesa es princesa y nada más” le dijeron en tono de lección y castigo.
Carolina corrió a su habitación y frente al espejo se despojó de sus joyas, los zapatos con suela intacta, se quitó el incómodo vestido y dejó la corona en el suelo.

Carolina, ¡despierta! Gritó uno de sus compañeros.
Ella abrió los ojos y Sol le daba los buenos días como siempre.




















Extracto del libro "El Mirreynato" de Ricardo Raphael

Lucía Olivares
@Olivareslucia

sábado, 7 de marzo de 2015

Historia de Mujer


     Este viernes, en el noticiero que conduzco junto a Israel Castillo “El Exacto” hicimos una pregunta acerca de la igualdad entre hombres y mujeres. Casualmente todas las respuestas venían de hombres; el primero respondió que sí, el segundo criticó a aquellas que no se dan a respetar o que se llenan la boca con groserías, y la tercera nos relató una historia… él tiene 3 hijos, dos con su primer esposa y uno con su pareja actual, dice que el 30% de su sueldo (lo que marca la ley) se lo tiene que dar a la mamá de sus dos hijos y que gracias a ello no puede darle la vida que quisiera a su esposa y su hijo actual.
A la persona que respondió que sí, ahora desde una postura distinta a quien dice Soy Lucía Olivares y nos escuchamos… mañana le pido que reflexione si la igualdad de género existe. Eduardo Galeano ya lo exponía en su texto “Si él hubiera nacido mujer”, aquellas que nacieron en siglos anteriores no concebían que el sexo pudiera producir algo más que hijos, cuando para los varones representa únicamente placer. Que una mujer por más brillante y talentosa que sea siempre será opacada por su género, porque sus compromisos maritales y maternales le restarán en algún momento, o bien, tendrá que elegir entre su profesión y su vida, arrancándose con esto un poco de vida… o mucha. Y los hombres no. Los hombres tan sólo elegirán una mujer “maravillosa”, dulce, responsable, maternal, “consciente” de los compromisos laborales de su marido y de esas juntas de trabajo que pueden terminar en desmán, “pero es ahí donde está el dinero”, “un sacrifico extenuante por la educación de nuestros hijos”. Y ellos sí, ellos sí pueden gozar con plenitud su profesión, su trabajo, con la seguridad de que en casa todo está bien; sin que les asusten las llamadas inesperadas de la guardería o la lluvia que golpea la ventana de la oficina cuando no le mandaste chamarra a tu hijo… de eso se encarga mamá.
Yo escuché la voz entrecortada de una mamá mientras la entrevistaba Marcela Pámanes sobre la decisión de dejar de trabajar para dedicarse a su familia. Yo he visto a los personajes femeninos más destacados de mi profesión renunciar a su vida como “mujer” por lograr sus objetivos, y luego nos encargamos de echárselos en cara, como si ellas no se lo reclamaran también al llegar a una casa vacía.
Una de las invitadas en la mesa de análisis de Contextos dijo, y dijo bien, que las profesiones más comunes en las mujeres (que además son las peor pagadas) son psicología, educación, enfermería, es decir, lo que ya hacíamos en casa; sin embargo, el empresario sigue prefiriendo contratar a una mujer “porque hay temas que sólo ellas pueden comprender”.
¿Hay igualdad de género cuando le das más importancia a los asuntos de tu pareja? Cuando crees que su círculo es mejor que el tuyo, cuando sus citas de negocios se deben respetar aunque las tuyas no, porque más allá de todo lo liberal y feminista que puedas ser, sigues creyendo que el hombre te va a dar poder económico, o peor aún, no crees que tú seas capaz de darte la vida que mereces.

A la segunda persona le respondería, ¿Qué significa para ti la igualdad? ¿Y por qué nos asusta tanto escuchar a una mujer pronunciar palabras altisonantes que los hombres han dicho hasta el cansancio?

Y al tercero: Uno vive y la vida va dejando huellas, y el pasado, para bien o para mal, no se borra. Si dos personas se casan ilusionados, enamorados, convencidos y forman una familia que luego tiene que desarmarse por cuestiones ajenas a los hijos, ¿qué hace al hombre diferente como para querer borrar ese pasaje de su vida?  ¿por qué él podría olvidar la atención económica y afectiva a quienes por vida le pertenecen? ¿Por qué él sí y la mujer no?

A veces, cuando entramos a una oficina y vemos tantas mujeres, nos vemos tantas mujeres, queremos sonreír y decir ¡Hay igualdad de género! Yo tengo un micrófono, otras conducen camiones, aviones, operan, hacen leyes, cocinan, venden, enseñan… pero detrás de todas esas mujeres, existe una historia de mujer, y se escuchan las llamadas de la guardería, y se escuchan las visitas al ginecólogo, y los regaños en la escuela, y los problemas de fertilidad, las prisas por la comida, los sueños truncos o la abnegación.
Creo que ser mujer es un doble esfuerzo para todo, desde que pones el despertados 15 minutos antes para alcanzar a secarte el pelo y levantarte las pestañas; luego tienes que hacer lo mismo con los hijos; pero es un doble esfuerzo que vale la pena y que debemos notar y que debemos admirarnos unas a otras, sin importar su historia, porque ser mujer implicar tomar las decisiones más difíciles de la vida.

Yo las festejo y las admiro a partir de quienes tengo y he tenido cerca: Mi abuela,  mi mamá y mis compañeras de trabajo.

Lucía Olivares

@Olivareslucia

domingo, 22 de febrero de 2015

Que te quede la dignidad cuando ya no te quede nada.


Voy a defender siempre lo que soy, aunque lo único que me quede sea lo que soy.

Despertar a las ocho de la mañana en domingo y querer iniciar cuando todos están dormidos. Pedir un vaso de agua con dos hielos, dos hielos nada más… no es una indicación necia, es mi exactitud. No optar por el silencio cuando el silencio es mi mejor opción. Decir no a lo que otro cuerpo pide, porque en mi cabeza mando yo. Cuestionar con la mirada las mentiras que alguien dice aun sabiendo que conozco la verdad. Decir no tomo, no fumo, esperando un gesto desaprobatorio o una mueca de sorpresa como máximo halago escapatorio. Creer en la energía de los objetos guardados. Limpiar con servilletas las grasas que me han dado.  Decir con firmeza “no quiero” aunque se me echen encima. Vivir con congruencia si es que quiero vivir con dignidad.

La dignidad es lo último que se va cuando la Esperanza se queda, lo aprendí de mi abuela y lo aprendí bien; aunque a veces (casi siempre) no entienda al mundo y el absurdo entendimiento social me aterre y me cuestione y lo cuestione… y nos reunamos y peleemos… y lo repudie y me repudie.
Si la base de este mundo fuera el amor, ¿entonces por qué gastamos tanto tiempo y energía en llenar expectativas? Al menos yo no amo a nadie por ser bello, inteligente, carismático, fuerte, elegante, ni sano; por el contrario, amo a quienes conozco todos sus defectos.  ¿Entonces por qué? ¿Por qué nos aferramos en vernos bien, en ganar mucho dinero, en tener el comentario preciso, en una cabeza brillante que nadie remunera, en gozar de músculos prominentes que jamás usarás, en vestir bien o en medir tus carbohidratos? Seguramente lo hacemos para un imbécil que nunca estará de acuerdo con lo que hay en ti.


Despertar a las seis de la mañana en viernes, bañarte, hacer un desayuno rápido y llevar a los niños al colegio. Llegar con ojeras y el pelo revuelto al trabajo. Cambiarte los lentes dos veces por la luz de la computadora. Resolver pendientes. Ir por los niños al colegio. Dejarlos con mamá. Regresar al trabajo preocupada porque uno de ellos tiene fiebre. Ir a la farmacia y que se te regrese la tarjeta. Una llamada de tu jefe te ordena que regreses a la oficina. ¿Y el papá? … no hay.

O decidir no tener hijos por temor a que tu cuerpo se altere, por miedo a las estrías y a la flacidez,  y luego preguntarte ¿Por qué tiene que ser así? ¡Los hombres se ven bien con panza, yo no!
Las exigencias, los parámetros, las medidas las hemos puesto nosotras para nosotras, permitiendo absurdamente en el hombre lo que para la mujer es penado, pena…doy. Pena damos procurando un cuerpo escultural, una depilación perfecta y una sonrisa exhausta por dedicarle tanta vida a lo que se ve y no se vive. 

Salirse un poco de la línea es complicado, llegar sin embonar es incómodo; pero a pesar de todo estoy aquí parada enfrentando dignamente las consecuencias de lo que soy y lo que seré.
A vivir con congruencia porque quien no se es fiel a sí mismo… no es.


Lucía Olivares.

@Olivareslucia

jueves, 5 de febrero de 2015

En México pasan cosas raras

Gerardo, ¿te acuerdas que yo siempre dije que me gustaría vivir en un cuento de hadas?

-         -  Sí, ¿Por qué?

Es que creo que me faltó especificar… te voy a platicar todo lo que te has perdido.

- Desde los últimos seis meses en México han pasado cosas raras… Todo empezó cuando desaparecieron 43 estudiantes de una escuela en Ayotzinapa, Guerrero, nadie supo dónde estaban, ¡nadie!, ni la PGR; simplemente desaparecieron.  Al mismo tiempo que se investigaba el caso, mientras las calles del país estaban llenas de manifestaciones, la prensa reemplazo las portadas de “Ayotzinapa” por las de “La Casa Blanca”.

-          -  Pero, ¿que la Casa Blanca no está en Estados Unidos?

Sí, pero yo hablo de otra Casa Blanca, sólo que esta mansión no es oficial, sino una casa de 87 millones de pesos que resultó estar a nombre de La Gaviota.

-          - A caray, ¡Qué problemón! Cómo que una casa tan cara a nombre de una gaviota.

No, ¡no seas burro! La Gaviota es la esposa de Enrique Peña Nieto, el presidente de México; todos la conocemos así porque ese era el apodo que llevaba en su última novela ¿viste Café con Aroma de Mujer? Bueno, pues la misma historia pero en Televisa. Su profesión de actriz es importante, ya que después del escándalo, la Primera Dama apareció aclarando que efectivamente esa casa era suya y que la había comprado con lo que recibió a lo largo de su carrera artística. Y así llegamos al 2015.

-         -  Oye, ¡espérame! pero ¿qué pasó con los desaparecidos?

Se terminó el 2014 y los 43 continuaban desaparecidos. Luego comenzaron las pre campañas porque el próximo 7 de junio se renuevan 500 diputados federales, los gobiernos de 9 estados y varios cargos locales ¿y qué crees? Cuauhtemoc Blanco, uno de los futbolistas más conocidos y polémicos del país se registró como precandidato del Partido Social Demócrata a la alcaldía de Cuernavaca.

-         -  ¿Apoco Cuauhtemoc? ¿El 10? ¡Yo tenía una playera suya!

No es para presumirse, Gera. El caso es que no sólo fue él, sino también a Carlos Villagrán “Quico”, el del Chavo del 8, lo querían como candidato del Partido Encuentro Social en Querétaro.

-          - Ese para que veas sí me cae muy bien. Pero, no lo puedo creer, estoy impactado.

Tranquilo, Gerardo, todavía no termino porque otro personaje que figuró estos días como político fue el payaso Lagrimita, quien propone que en las oficinas de gobierno trabajen colegas suyos para que todas las personas se vayan con una sonrisa en el rosto. Está buscando la candidatura independiente a la alcaldía de Guadalajara. Fíjate nada más.

-        -   ¡No! ¿De verdad, Lucía?

¡Te lo juro, hombre! No tendría por qué contarte mentiras. Y todavía no acabo.
¿Te acuerdas de lo de la casa de Peña Nieto?
-          
-        - A ver, ¿al final de quién fue de la Gaviota o de Peña Nieto?

Al final de cuentas es lo mismo, pero retomando ese tema y el de declaraciones patrimoniales; este martes 3 de febrero, el presidente de la República nombró a un Secretario de la Función Pública para que lo investigue, se llama Virgilio Andrade.

-          - ¡Ay, pero cómo el presidente va a poner a alguien para lo investigue ni que fuera a decir algo que acuse a quien le está dando ese poder! ¿Y le van a pagar al tal Virgilio?

-          Claro. Va a ganar alrededor de 205 mil pesos al mes, ¿Qué te parece?

-          - Jajaja… Definitivamente en México pasan muchas cosas raras.





Lucía Olivares
@Olivareslucia


domingo, 1 de febrero de 2015

Gritos al aire

¡A Vivir! - Grité en el coche de una amiga días después de ver el monólogo de Odin Dupeyron, tenía 19 años, era la primera vez que viajaba sola - en realidad ha sido la única vez que he viajado sola - y luego de mi grito animado, creyente y vivo, al que la conductora respondió con un indiferente silencio, pensé lo estúpida que puedo verme gritando lo que siento. Ya estaba un poco acostumbrada, lo había hecho también en la universidad recargada del balcón y gritando con todas mis fuerzas ¡Te amo!, probablemente en ese momento también le hablaba a la vida o tenía una necesidad imperiosa de decirlo aunque sea al aire, y el aire sí me lo agradecería.

Hace casi cinco años, en el Teatro Ofelia, me sentí revolcada por mis emociones; seguro atravesaba alguna crisis de juventud, de esas que se tienen cada año los 365 días.
A los diecinueve años uno ya siente que sufre, aun sea porque el viento no respondió con un “Yo también” cuando le declaraste su amor, porque no obtuviste un 10 en el examen, o porque tu amor platónico te dejó plantada, sin embargo sientes que sufres y también se vale entristecerte por tonterías. En el Ofelia escuché que la vida es precisamente eso, sentir, y que nadie va por el mundo sintiendo sólo cosas bonitas, que cuando estés desesperada, triste, molesta, hambrienta, cansada o te sientes terriblemente mal, puedes darte el lujo de gritar ¡Estoy vivo!


Me siento viva aunque haya tenido que reemplazar el café con chocolate por un termo con agua y puñitos de sal, aunque sienta mi libertad coartada por las obligaciones y mis horarios de comida, aunque sienta que corro en lugar de caminar, y no por dar pasos agigantados sino porque vivo en lucha constante con el tiempo y siempre me gana, aunque haya llegado a la temible etapa de sentirme una mujer con compromisos y deba que involucrarme en pláticas de dietas, labores domésticas o tratamientos capilares, ¡Qué flojera, Madame Olivares!. Me siento viva aunque tenga que tomar una pastillita para que no me lata tan fuerte el corazón, pobrecillo siempre ha sido un acelerado. Me siento viva aunque quisiera ver mi trabajo materializado en la enormidad y lo que obtengo son ojos cansados o un tweet al final del día que me hace sentir pavorreal. Me siento viva cuando me equivoco y siento como el calor recorre mi cuerpo señalándome las múltiples exposiciones a la tontería que tenemos.

Me siento viva cuando me pongo loca, para mí la cordura es la manera más sana de morir.  

Ese día, después de sentirme rechazada por mi amiga a mi invitación de vivir, pasamos por un jardín del fraccionamiento donde vive y le pedí que bajáramos a “explorar el bosque” (literalmente así fue). Me sentía en una misión secreta observando y fotografiando todo y trepando los árboles, tocando las plantas. Al final me subí una piedra a gritar ¡A VIVIR! … No me contestó nadie, pero esa vez me valió madre ¡A vivir, pazguatos!




Lucía Olivares.

@Olivareslucia

domingo, 25 de enero de 2015

Padecimiento Millennials


Stay up late / Wake up early / Hate the earth
Esta es ya la tendencia de los Millennials o “Generación Y”,  aquellos jóvenes menores de 30 años que nacieron en una época de prosperidad económica, que han tenido mayor acceso a información, mayor preparación intelectual, conocimiento de las tecnologías; críticos, impacientes y un tanto egocéntricos. El diario The Washington Post publicaba en un estudio que la elección de carrera de estos jóvenes no estaba definida por el salario sino por el estilo de vida, y precisamente eso, el life style, es lo que define en gran parte sus prioridades.

Los Milleannials se ponen objetivos a corto plazo, reniegan de las formas operarias de empresas creadas por generaciones anteriores, algunos deciden apartarse del sistema y trabajar como freelance. Esto no es algo seccionado, es un fenómeno global que tiene como causante un bombardeo de información, muchos estímulos, la capacidad económica de sus padres para brindarles capacitación especializada, el boom del internet, experiencias globalizadas, y también, por qué no decirlo, mayor apertura y una rebeldía “autorizada”.
Sin embargo las cosas no pintan tan bien para estos jóvenes sobre estimulados, ya que luego de vivir una infancia de facilidades, al crecer se enfrentan a un panorama distinto, porque ser empleado en estas fechas no representa las mismas oportunidades que tuvieron tus padres. Simplemente en nuestro país el 93% de los jóvenes gana menos de 10 mil pesos mensuales, aun cuando estos profesionistas hablan más de dos idiomas, dominan herramientas computacionales, han tomado cursos o talleres de especialización y están capacitados para la realización de proyectos, de propuestas. Al Millennial le gusta crear, innovar y no se siente satisfecho acatando… tal vez ese es el gran problema.
Un estudio de Boston Consulting Group, afirma que estos jóvenes casi no compran inmuebles ni coches, sin embargo, destinan alrededor de la mitad de su presupuesto mensual a las compras online. Esto nos abre la burbuja de una escena común: llegas a un Starbucks y te encuentras al chavo que siempre se distinguió por su erudición sentado solo o con su pareja frente a él, ambos con una Mac abierta, un café venti junto a la computadora y su rostro fijo en alguna página de internet. ¡Vago! ¡De qué le sirve tanto estudio! ¡Pobre muchacha, qué futuro tendrá con él! ¡No tiene dinero para rentar una casa, pero ya trae Mac nueva! – esas son las voces de generaciones anteriores o de las clases más privilegiadas.

Stay up late / Wake up early / Hate the earth
Esta rutina también enferma y desestabiliza a los jóvenes. Sus hábitos van más allá que sólo los de consumo. La Generación Y tiene que trabajar el doble para lograr sus objetivos, para ellos no es tan fácil formar una familia, porque su trabajo - porcentualmente - no vale lo mismo que antes, porque ahora la mujer también emprende, también trabaja , y dadas las circunstancias, cada vez está menos dispuesta a dejar de generar recursos para atender al marido; ahora los hijos son más demandantes, el consumismo los consume y la poca presencia de los padres en casa se reemplaza por objetos o métodos vagos de entretenimiento… parece difícil, ¿no?
Los Millennials duermen tarde, se despiertan muy temprano y muchas veces ese cansancio mental, esa desesperación de no materializar el esfuerzo se convierte en un Hate the earth.

Esto, bien pudo redactarse en primera persona del plural.







Lucía Olivares
@Olivareslucia




miércoles, 7 de enero de 2015

Capítulo 01:


       El asiento trasero parecía de lo más incómodo… Sofía miraba a través de la ventana, los coches de junto, las casas, el semáforo en rojo, mientras su cita del día platicaba con su exnovia por celular; estaba claro que eso no funcionaría, pero cualquier cosa es mejor que encerrarse en casa un domingo por la noche; al menos eso es lo que decían sus amigos, la pareja de adelante, un panorama totalmente distinto.
El coche se paró repentinamente en la calle Bugambilias; Jimmy, el mejor amigo de Sofía hizo un par de llamadas insistentes, había esperado más de diez minutos y en una de sus inspecciones indiscretas Sofía se topó con el hombre que a partir de ese momento no tendría un “pero” en sus descripciones… se llamaba Carlos y era guapísimo.
Cuando Carlos abrió la puerta, Roger bajó de inmediato para cambiarle el lugar; Sofía confirmó que lo había asustado con sus ideologías izquierdistas, el amor por la literatura,  expectativas de vida un poco subidas de tono, y lo más importante… que nunca había tenido novio; pero eso ahora carecía de relevancia. Carlos miró a Sofía con los labios entreabiertos, hizo un par de preguntas que luego él respondería con arrogancia y una sonrisa coqueta enmarcada por una barba obscura y delineada.
Llegaron los cinco al cine: una pareja feliz; Roger, un hombre guapo pero tímido; Carlos un hombre guapo, presumido, inteligente, etc, etc, etc y Sofía, una mujer que quería amar, pero desconocía los riesgos del amor.
Por desgracia para Roger, le tocó cuidar los lugares en la sala junto a Sofía mientras los demás compraban palomitas y refrescos en la dulcería; ella disfrutaba verlo asustado junto a ella, ver sus ojos pidiendo auxilio mientras le explicaba la historia de una de sus pinturas favoritas “El Grito” de Munch; su cara era justo una réplica de esa obra de arte. Sofía moría de risa, una risa ahogada, sorda y al mismo tiempo asfixiante, como la asfixia que sintió al ver a Carlos frente a Tania y Jimmy subir por el pasillo hacia ellos y arrebatarle nueva y asertivamente el lugar a Roger para quedar a lado izquierdo de Sofía. La película era de terror; no se abrazaron, ni se tomaron de la mano, él le tapaba los ojos y ella lo volvía a hacer para asegurarse de que ninguna imagen terrorífica se colara a su cabeza.
Eso, hasta el momento, era lo más romántico que Sofía había vivido.


Capítulo 01:
Sofía tenía 24 años, una licenciatura en Letras y un diplomado en Historia del Arte. Todos los días se despertaba a las seis de la mañana para hablar con su editor vía Skype; trabajaba en un libro del que nadie conocía la trama; tenía gafete de prensa y se colaba a todos los eventos culturales de la ciudad; cuando quería deshacerse de algún pretendiente encajoso siempre utiliza la frase: “Tengo dos gafetes… podrás acompañarme al teatro todos los fines de semana, ¡sería increíble!” Bastaban 14 palabras para no volverlos a ver, le decían “La Maga” desaparecía a todo aquel que se le acercara.

No buscaba nada en específico, no quería un Adonis, tampoco a un Pitágoras, simplemente deseaba sentirse frente a una obra de arte; ella quería alguien que la emocionara tanto como un recital de piano, como una novela histórica, como un poema feminista o como la muerte del Cisne.


Lucía Olivares.
 @Olivareslucia

martes, 6 de enero de 2015

Los tres ladrones

Encontré en mi camino tres ladrones: un ladrón de corazones, un ladrón de energía y un ladrón de zapatos... a los tres le tenía mucho miedo.
El primero llegó un día cualquiera, con su encantadora sonrisa, a pararse frente a mi; me escuchó, escuchó atento a mis cientos de palabras y él sólo pronunció dos "Me encantas" y tomándome la mano se llevó mi corazón.
Al segundo, yo lo busqué con ilusión desenfrenada, pensando que podría robarme yo su experiencia y no él mi juventud, pero mucho a mucho me fui sintiendo cansada, agobiada, frustrada y esas cosas que terminan en "ada", pero sin la honrosa H que te vuelve mágica; y sí, tendiéndome la mano me robó la energía.
El tercero ni llegó, ni lo busqué, simplemente me lo topé en el trabajo, en la calle, en el súper, en el café; lo vi con muchos cuerpos y muchas caras, con muchas familias, aunque a veces estaba solo; algunos con coche, otros en silla de ruedas; algunos con viajes, otros con deudas; algunos con gripa, otros con cáncer; y él también tomándome la mano me llevó de paseo, me probó varios zapatos, pero al final me dejó los míos.

Al ladrón de corazones le doy las gracias porque me lo ha devuelto más grande; al ladrón de energía le doy las gracias por lo aprendido y le regalaré una "H", una ache humana. Al ladrón de zapatos le prometo mantener los mios siempre boleados y caminar con ellos consiente de los otros .

A los tres les tenía mucho miedo
"todo lo que temía... me sucedió"


Lucía Olivares.
@Olivareslucia