miércoles, 7 de enero de 2015

Capítulo 01:


       El asiento trasero parecía de lo más incómodo… Sofía miraba a través de la ventana, los coches de junto, las casas, el semáforo en rojo, mientras su cita del día platicaba con su exnovia por celular; estaba claro que eso no funcionaría, pero cualquier cosa es mejor que encerrarse en casa un domingo por la noche; al menos eso es lo que decían sus amigos, la pareja de adelante, un panorama totalmente distinto.
El coche se paró repentinamente en la calle Bugambilias; Jimmy, el mejor amigo de Sofía hizo un par de llamadas insistentes, había esperado más de diez minutos y en una de sus inspecciones indiscretas Sofía se topó con el hombre que a partir de ese momento no tendría un “pero” en sus descripciones… se llamaba Carlos y era guapísimo.
Cuando Carlos abrió la puerta, Roger bajó de inmediato para cambiarle el lugar; Sofía confirmó que lo había asustado con sus ideologías izquierdistas, el amor por la literatura,  expectativas de vida un poco subidas de tono, y lo más importante… que nunca había tenido novio; pero eso ahora carecía de relevancia. Carlos miró a Sofía con los labios entreabiertos, hizo un par de preguntas que luego él respondería con arrogancia y una sonrisa coqueta enmarcada por una barba obscura y delineada.
Llegaron los cinco al cine: una pareja feliz; Roger, un hombre guapo pero tímido; Carlos un hombre guapo, presumido, inteligente, etc, etc, etc y Sofía, una mujer que quería amar, pero desconocía los riesgos del amor.
Por desgracia para Roger, le tocó cuidar los lugares en la sala junto a Sofía mientras los demás compraban palomitas y refrescos en la dulcería; ella disfrutaba verlo asustado junto a ella, ver sus ojos pidiendo auxilio mientras le explicaba la historia de una de sus pinturas favoritas “El Grito” de Munch; su cara era justo una réplica de esa obra de arte. Sofía moría de risa, una risa ahogada, sorda y al mismo tiempo asfixiante, como la asfixia que sintió al ver a Carlos frente a Tania y Jimmy subir por el pasillo hacia ellos y arrebatarle nueva y asertivamente el lugar a Roger para quedar a lado izquierdo de Sofía. La película era de terror; no se abrazaron, ni se tomaron de la mano, él le tapaba los ojos y ella lo volvía a hacer para asegurarse de que ninguna imagen terrorífica se colara a su cabeza.
Eso, hasta el momento, era lo más romántico que Sofía había vivido.


Capítulo 01:
Sofía tenía 24 años, una licenciatura en Letras y un diplomado en Historia del Arte. Todos los días se despertaba a las seis de la mañana para hablar con su editor vía Skype; trabajaba en un libro del que nadie conocía la trama; tenía gafete de prensa y se colaba a todos los eventos culturales de la ciudad; cuando quería deshacerse de algún pretendiente encajoso siempre utiliza la frase: “Tengo dos gafetes… podrás acompañarme al teatro todos los fines de semana, ¡sería increíble!” Bastaban 14 palabras para no volverlos a ver, le decían “La Maga” desaparecía a todo aquel que se le acercara.

No buscaba nada en específico, no quería un Adonis, tampoco a un Pitágoras, simplemente deseaba sentirse frente a una obra de arte; ella quería alguien que la emocionara tanto como un recital de piano, como una novela histórica, como un poema feminista o como la muerte del Cisne.


Lucía Olivares.
 @Olivareslucia

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