sábado, 2 de mayo de 2015

Comes santos y cagas diablos


La Sociedad de la Incongruencia.

Esta es una sociedad enredosa que quiere aparentar lo que no es.

En septiembre de 2014, el estado de Coahuila aprobó los matrimonios entre personas del mismo sexo; con eso se podría pensar que somos una sociedad incluyente, que se rige por el respeto, que no señala y que por lo tanto está preparado para ver a dos hombres o dos mujeres que se aman formar una familia.
Los jóvenes somos tan abiertos e incluyentes, que adoptamos las actualizaciones globales, contando con una diversidad de emojis para expresar sentimientos en distintas tonalidades de piel o en composiciones familiares “no tradicionales”.
Sí, somos una sociedad ejemplo… somos esa sociedad que escribe en Facebook “frases matonas” o de vaga superación personal, somos esa sociedad que publica “Antes de criticar la vida del otro, primero mira la tuya”, “Vive este día como si fuera el último”. Vivimos bajo esa insignia, nos sentimos un rosal, pero por dentro tenemos las hojas secas.

Somos un estado que aprueba los matrimonios entre personas del mismo sexo, pero aún no estamos preparados para ver a una pareja homosexual caminar con dignidad frente a la gente; no estamos preparados tampoco para convivir con personas que no viven y que no piensan igual que nosotros.
Hemos dado pasos agigantados, cuando aún nos llenamos la boca de calificativos, que más allá de calificar, ofenden: joto, puta, zorra, naco, gato, jodido, mandilón, puto.
Qué difícil es en estos tiempos actuar con congruencia… es difícil porque la gente tampoco está preparada para eso, porque no nos gusta escuchar la verdad, porque hacemos preguntas esperando recibir mentiras, porque preguntamos si nos vemos bien para recibir un halago, no una crítica.

No somos una sociedad incluyente, somos una sociedad que juzga, que califica, que siempre está más al pendiente la de vida de otros que de la vida misma.
Aún no estamos preparados para aceptar la homosexualidad en nuestros círculos cercanos, aún no estamos preparados para aceptar la soltería, ni a las madres solteras; no estamos preparados para la unión libre, ni para la mujer como jefa del hogar.
Somos una sociedad que atiborra las redes sociales de indignación por lo que ocurre en nuestro país, pero no salimos a votar. Somos una sociedad que le “preocupa” la pobreza de la gente, pero no somos capaces de deshacernos ni de UN PESO para dárselo a alguien más. Somos una sociedad que se escandaliza por las estadísticas de la educación en México, pero nos da flojera leer.

Somos como esas señoras que van todos los días a misa, pero no le hablan a sus hijos.

Si nos respetáramos todos un poquito más, viviríamos en un lugar mejor.





Lucía Olivares.
@Olivareslucia

4 comentarios:

  1. Coincido totalmente contigo!!! Como decía Paulo Freire... "reflexión sin acción es un verbalismo estéril". Saludos y sigue escribiendo!!!

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  2. Y sobre todo, una sociedad dividida por nuestros prejuicios e intolerancia. Felicidades por la forma tan honesta de escribir.

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