Obra creada por el psiquiatra austríaco Viktor Frankl, sobre su experiencia personal en los campos de concentración creados por los nazis.
Los seres humanos sentimos miedo constante al despojo, a que nos aparten del adorno, del peso en nuestros bolsillos, de la cobertura del cuerpo, de lo que pagamos por hacer nuestro.
Viktor Frankl, describe en las primeras páginas de su libro lo que es apartarte de aquello que convertiste en extensión de tu cuerpo, de aquello que te regala una posición social; Viktor guardaba en uno de sus bolsos una investigación a la cual había dedicado su vida entera, luego de hacer conciencia unos minutos se dio cuenta de que al estar en un campo de concentración tenía que borrar de su registro toda vida pasada y abrazarse de lo único que poseía, de lo único que poseemos; nuestra existencia desnuda.
En ocasiones creemos que si la vida cambia un poco puede tornarse muy complicada, de repente también aturdimos al mundo con frases como "No podría vivir así", pero si algo es cierto, es que los hombres podemos acostumbrarnos a cualquier cosa, lo único que es ley dentro de nosotros es el comportamiento del organismo.
Lo interesante de la vida en un campo de concentración, es que todos, absolutamente todos, sin importar nivel de estudios, edad, posición social o económica, situación sentimental, etc, viven las mismas condiciones, luchando por un mismo objetivo... conservar la vida; cuando en realidad, cada minuto de nuestra existencia, estemos o no estemos en un campo de concentración, es una lucha constante por preservar la vida, por hacerla más sustanciosa, aún sabiendo que en el momento menos esperado pasaremos a ser recuerdo.
¿Cuáles son los sueños de un ser humano? Si la pregunta se lanza al aire de forma general, seguramente vendrá a nuestra cabeza toda clase de lujos, de conceptos de felicidad prefabricados de los que muchas veces hemos aspirado, pero ¿Qué desea un hombre que se encuentra encerrado, soportando insultos y pasando hambre? ... esa persona sueña con todo lo que antes le resultaba insuficiente, con toda esa riqueza que desconocía y que cubría su ser cada día.
Me sorprende cuando Viktor Frankl habla de la ausencia de sentimentalismo en la que se veían envuelto, es muy frecuente ver películas o leer acerca de la situación a la que se enfrentaron tantas personas y sentir un dolor terrible que te lleva hasta las lágrimas, sin embargo, según las declaraciones del libro, los miembros de un campo de concentración iban perdiendo ese sentimiento de solidaridad, de lástima, de vergüenza, pero pueden sorprenderme aún más estas palabras "... el caso más doloroso de delirio lo sufrió un amigo mío que intentaba rezar, creyéndose ante el umbral de la muerte y era incapaz de recordar ninguna oración.". Frankl experimentó la única sensación positiva, esperanzadora, (por no llamarla "felicidad") cuando pensaba en su esposa, entonces dijo comprender la función del poeta, el sentir que el mundo puede ser salvado en base al amor.
Qué difícil sería olvidar por completo la felicidad, aunque apoyo la postura pesimista que afirma que la mayor parte del tiempo no experimentamos total y plena alegría (como muchas definen felicidad), sino que únicamente son estados emocionales que vienen y van. Vicktor, describe que los primeros días luego de salir de los campos no sabía cómo ser feliz, había olvidado serlo, había olvidado qué le generaba gratas emociones... esto sólo reafirmarpia la idea de que todo lo que vivimos es aprendido; así como despertar en un día nublado y sentir depresión, así como sentir lástima por los destrotegidos, así como llorar en una película de amor... APRENDIDO.
El que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo, cuántas veces no hemos sido víctimas de la desesperación, cuántas veces la rutina no nos ha cansado, nos ha vuelto aburridos, pesados, quejumbrosos... sin embargo, seguimos aunque no la pasemos del todo bien... seguimos "por algo". Este sentimiento, a veces negativo, se denomina "Tensión interior" y es la relación existente entre lo que uno ha logrado y lo que puede conseguir, en dado caso, la ambición, el deseo, los sueños, son los que te vuelven persistente.
Obra así, como si vivieras por segunda vez y la primera lo hubieras hecho tan descaradamente que como estás a punto de hacerlo ahora.
En definitiva, podemos quitarnos todo lo que traemos encima y lo que queda somos nosotros; tal vez el aislamiento como el que vivió Viktor Frankl ayude a recuperar la esencia del ser humano, así, desnudos, sin experiencia, sorprendidos por lo que ahora ni siquiera vemos, aprendiendo a disfrutar lo que disfrutamos, aprendiendo a sentir por nosotros mismos, no como consecuencia del pensamiento ajeno.
Lucía Olivares.
@Olivareslucia