miércoles, 25 de enero de 2012

Lástima que no me hayan preguntado.

Lucía Olivares.
Pienso que más vale una revolución que décadas de tormento; creo que los mails deberían ser el último recurso y no el único, estoy segura de que aquel que parece irrompible es porque está cansado de tantos correos y tan pocas miradas; que la idea más ridícula, criticable e incluso risible es lo que cualquier equipo necesita. Pienso también, que  el creativo tiene una profunda relación con su trabajo, con sus proyectos, sus obras, es un amor intenso, efímero y pasional, por eso son tuyos sólo mientras los pules y del mundo hasta la eternidad; hasta ahora creo que trabajar es maravilloso y que escribir es vivir dos veces, la segunda, con la oportunidad de maquillar, de enfriar lo tibio y endulzar los sinsabores.
Por otra parte opino que el amor, no es cuestión de decisión,  o es amor o es elección. Creo que el miedo es el mayor impedimento para la felicidad y que buscar realizar de tus sueños hace de la vida un placer. He llegado a la conclusión de que Mafalda no es un simple personaje cómico, sino una clase de vidente; creo al igual que ella que la vida es linda.. mas no fácil.
Los jóvenes tenemos muchas cosas que aportar, la edad no deja de ser un número, son los múltiples distractores sociales los que nos hacen brutos. El que dijo que la belleza está peleada con la inteligencia estaba equivocado, lo que ocurre es que algunos pierden más tiempo en arreglarse el cabello que el resto de la cabeza y el corazón, se preocupan por aquello que se percibe a distancia sin necesidad de profundizar… por falta de intensidad, esa intensidad que tanto se señala y que a mi gusto es una forma de vida.
Mi respuesta a tu cuestión sería … Lástima que no me hayan preguntado.

martes, 17 de enero de 2012

Punto y coma.

Lucía Olivares.

Con el corazón en la izquierda y la rabia por la derecha.
Con su mirada en mi rostro y mi mente en el recuerdo.
Que ni una lágrima basta, que ni una palabra entiende,
Que los nombres cambian y el tuyo permanece.

Extrañar pierde significado,
Tu presencia una sorpresa, no un regalo.
Tu asistencia un detalle, inexistente,
Tu mirada un lujo, indigente.

Por cobarde, por justo, por inhábil, por miedo… por ti.
Y este pensamiento, envuelto en sentimiento
Y este sentimiento sedentario y caluroso.

Las revelaciones se cansan, se lastiman,
Las intrigas que envuelves, me fastidian
Y tu archivo aquí dentro, no comprende. 

viernes, 6 de enero de 2012

DUEÑO DE TI.

 Lucía Olivares

Con el paso del tiempo, la sociedad se ha llenado de prejuicios, generando roles, creando expectativas sobre unos y otros, marcando en un tabulador lo que es y no correcto, remitiendo cierto número de características a un tipo de persona, rechazando al diferente, apropiando al igual, al “seguidor”, al “borrego”, al “común”… al ser humano de sociedad.
Ese conjunto de elementos que aparecen alternativamente en contextos específicos es lo que rige nuestra vida, pareciera una declaración exagerada, pero no lo es, pues realmente todo aquello que deseamos, que tememos, incluso que odiamos, está determinado por nuestro entorno. ¿Ejemplifiquemos? Está bien, el temor es un mecanismo disuasivo, cuyo fin último es mantener los roles sociales y el equilibrio productivo funcionando, es por eso, que la mayoría de los temores son temas bastante cercanos, como el obtener un buen trabajo, formar parte de un grupo de cierto prestigio y crear una linda familia; los factores emocionales, tienen en primera instancia una referencia orgánica en su manifestación cultural. Lamentablemente hemos llegado a una etapa en donde los ojos del espectador son más importantes que los propios, donde vivimos para que el otro juzgue, nos convertimos en actores, en actores de un guión manipulado por cientos cabezas, donde ya no se permite ser protagonista, no es válido cuestionar y tu voz pasa de ser criterio a sonido, el cuerpo de medio a forma, el corazón de emoción a órgano y el alma de vida a caminante.
La vida no tiene sentido cuando te dedicas únicamente a seguir las huellas trazadas en el suelo, conociendo la meta que puede no excitarte pero te da seguridad. La vida no tiene sentido cuando te esfuerzas por agradar a los demás, cuando te conviertes en un primate tecnológico, cuando la maldad se confunde con inteligencia, cuando la inteligencia no provee, sino desgarra. La vida no tiene sentido cuando no le eres fiel a tus emociones.
La era del vacío  de Gilles Lipoveptsky, señala entre muchos argumentos la frivolidad de nuestra época, la transformación y posible inexistencia de  valores dentro de la sociedad, siendo regidos por la figura de narcicismo, viviendo un vacío de pasiones y compromisos, llenos de caprichos y fantasía, adulando una figura de cuatro picos que emite la luz, la que hemos de usar para seguir un camino…un camino cierto, efímero, frívolo y aburrido.
La vida por si sola va rompiendo paradigmas… nosotros elegimos lo que deseamos vivir. Lo importante siempre será la consciencia y respeto por ti mismo, esquivar las reglas, actuar conforme tu ideología, hablar sin miedo, pelear lo que te corresponde, ser de nuevo el medio,  opinión, sentimientos, razón y vida. Vivir cual ser humano, a consecuencia de sus errores y expectativa de sus aciertos.