Lucía Olivares.
“Todo individuo pertenece a una sociedad y por lo tanto está inmerso dentro de una tradición” … los seres humanos desde muy pequeños somos moldeados de acuerdo al lugar en que la cigüeña decidió liberarnos. Todos podríamos ser iguales de no ser por los factores circunstanciales a los que nos enfrentamos a cada instante, la forma de hablar, de vestir, de saludar, de comer, caminar e incluso de mirar fue aprendida en base a la observación y convivencia. Esta explicación tan básica y redactada de una manera tan sencilla por Hans - Georg Gadamer, es sin lugar a dudas desencadenante de muchos de los problemas a los que se enfrenta la sociedad día con día; la violencia que viven muchos niños se va extendiendo y propagándose por todas partes, así como una plaga, así como una epidemia en la antigüedad, así como el mar sobre la arena. Lamentablemente, cada vez es menos frecuente que dicha propagación sea de amor y positivismo, lamentablemente cada vez es menos frecuente que la masa forme individuos ejemplares, nobles, emocionales y amantes, amantes sin importar de que... pero que amen de verdad.
Es sorprendente acercarte a alguien y preguntarle si es feliz, más del 90% de los cuestionados se asombran y se sienten atacados, ya que esta pregunta y sobre todo este estado cada vez está más alejado de la realidad. La rutina, los deberes, el orgullo, los prejuicios, la “sociedad” se aferra en amargarse la vida, justo como la obra realizada por Paul Watzlawick, donde se encuentran los consejos más adecuados y sobre todo más populares para no gozar la vida, para no disfrutar, para no sonreír, para no despertar.
“La función capital de la cultura, su verdadera razón de ser, es defendernos contra la naturaleza.” Y ¡Claro! La sociedad entera, la cultura, las tradiciones, los márgenes nos defienden a capa y espada de nuestra naturaleza, de lo que el hombre es y para lo que fue hecho. A falta de amantes, el mundo ha tenido que regirse por la ambición y el egoísmo, a falta de amantes comenzamos a actuar a medias, por la superficie, sin llegar a tocar las últimas fibras, sin sentir intensamente el calor, sin enamorarse a la locura, sin vestir y hablar como el corazón lo dicta, sino como lo hace el de junto.
A veces decimos que la vida es muy difícil, que cumplir tus sueños es precisamente eso… ¡Un sueño! Que el príncipe azul no existe, que el trabajo ideal es una farsa, que siempre hay tormenta y no calma, que es difícil seguir viviendo. La vida podría ser muy fácil para quienes se dedican únicamente a amar, para quienes viven al día y resultar ilesos de él es una maravilla, para quienes dicen siempre lo que piensan sin importar las consecuencias, para quienes ríen con altavoces sin desear ser escuchados, para quienes lloran hasta quedar vacíos junto al mejor amigo, para quienes expulsan el coraje en el momento y luego vuelven con una sonrisa. Sí… así la vida sería demasiado fácil.
“Llevar una vida amargada lo puede cualquiera, pero amargarse la vida apropósito es un arte que se debe aprender.”
Paul Watzlawick.
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