miércoles, 31 de diciembre de 2014

El corazón se atiende


El 2014 lo inicié esperanzada, deseosa de recibir lo que no me correspondía; pensativa, aferrada a una manera de sentir ajena a mis pensamientos. Lo inicié con un gran logro después de la vida académica: mi primer trabajo, al que me vertí de lleno, al que me entregué total y profundamente.  Perdí peso sin que fuera uno de mis propósitos, encontré el amor sin siquiera imaginarlo, vencí el miedo a la improvisación y aprendí a quedar bien con todas las personas, menos con la más importante… conmigo misma. Recibí cariño de desconocidos, ayudé a gente con algo muy sencillo y lastimé a otros, a los conocidos, a los verdaderamente amados, con lo complejo. Pero aprendí.

Aprendí en el último libro que leí este año (“Palabras precisas en el momento oportuno” de Marlo Thomas) que nuestra propia luz asusta más que la obscuridad, y en esas mismas páginas tomé el consejo de la abuela de Jeff Bezos (fundador de Amazon) “Algún día aprenderás que es mucho más difícil ser bondadoso que inteligente”  y con esta frase me quedo para el 2015 y para el resto de mi vida, porque sé bien que esa abuela podría ser la mía y porque sé bien que inteligente lo es cualquiera, hasta tu celular, tu coche, la televisión, etc.

La inteligencia se crea, se diseña... el corazón se atiende. Al corazón hay que dejarlo salir.

Mi propósito será destinar a algo positivo lo que sé, lo que hago o lo que pienso  y quitarme de la frente la idea de que la bondad es sinónimo de estupidez, y quitarme de la frente la imagen de ingenuidad fracasada y poner la fe en mi cabeza y no en la de otras personas. Mi propósito será aprender, aprender que es mucho más difícil ser bondadoso que inteligente e iniciar todos los días con ganas de ayudarme y ayudar a los demás.


Mi propósito será presentar al corazón y la cabeza para que mi abuela no me vuelva a regañar.


Lucía Olivares.
@Olivareslucia

sábado, 13 de diciembre de 2014

El amor es lo único que se roba sin maldad

Tal vez el amor sea lo único que al esparcirlo no te deja vacío, sino que te llena aún más.

Todo lo que nos rodea y luego decimos que nos pertenece podemos cargarlo con orgullo, y eso nos hará poderosos; el mundo podrá vernos con esa carga de artículos y reconocer lo que tenemos; el mundo anhelará a quien más tenga y nosotros trataremos siempre de cargar más y más cosas. Si caminamos con monedas en las manos  y se las aventamos a alguien nos quedaremos sin ellas, perderemos nuestro dinero, nos sentiremos vacíos.

El amor, es lo único que se entrega completo  y en lugar de vaciarte… te llena. El amor es lo único que al entregarlo se duplica, porque el amor sólo encuentra sentido cuando se da. El amor es lo único que sigue siendo tuyo aunque te despojen de él;  el amor es lo único que se roba sin maldad. El amor es lo único que aunque lo dejes, se queda. El amor si no se comparte no es amor. El amor egoísta no existe. El amor que no se da, no se conoce.

El amor es lo único de lo que hay que despojarse para sentir que te abraza.

Por eso, podremos perder cualquier cosa: el celular, la cartera,  un anillo, una fotografía o hasta tu coche; pero el amor nunca se pierde… el amor siempre nos pertenece aunque la persona ya no esté. El amor va mucho más allá de los recuerdos, de las cosas; de los besos, de los abrazos. El amor lo tenemos siempre y entre más nos lo quitemos… más nos va a llegar.


El amor, es lo único que se entrega completo  y en lugar de vaciarte… te llena. 


Lucía Olivares.
@Olivareslucía