No creo en los errores. Alguien me
dijo hace poco “yo no me equivoco, yo aprendo”… y lo aprendí. Minutos después
de compartir mi entrada anterior, recibí un
mensaje de mi mamá, una de las personas más críticas que he conocido (y
que espero conocer). El mensaje decía:
“Me traicionaría el inconsciente”,
pensé. A veces cometemos errores impensables, tan tontos, tan inexplicablemente
estúpidos, que a mí, en mis locos, exhaustivos e inútiles esfuerzos por encontrar
la perfección, me pesan más que la vejez a Dorian Gray; me autodestruyo, me
hago pedacitos, luego polvo y me espolvoreo, después llegan mis papás y me
reconstruyen con un soplo, un gran soplo; entonces puedo decir que aprendo
mucho, muchísimo.
El tema era la
justicia y está de más decir que no existe y ojalá que nunca exista para
seguirla buscando.
Buscamos la justicia porque nos
gusta repartir, porque la justicia es relativa como todo lo que según nosotros
debe ser equitativo: el amor, el dinero, la belleza, el intelecto, la sonrisa,
los afectos.
Es cierto que la justicia no
existe, que puedes trabajar sin descanso y ganarás diez veces menos que el que checa
y se va, que puedes juntar dinero durante un año para comprar un coche y
alguien se lo lleva así nada más, que puedes hacer ejercicio todos los días y
de repente contraer una terrible enfermedad, que puedes dedicar tu vida a una
persona y ella sin decir adiós se irá, que puede aparecer un espantoso grano en
tu cara cuando tienes un evento especial.
Hay que seguir renegando de
nuestro estado humano, hay que seguir buscando la perfección, la justicia, la
inclusión, la sabiduría, la libertad, la paz, aunque no la encontremos… hay que
seguirla buscando.
Cuando el hombre llama justicia a
la cárcel, a la tortura, a la muerte, a mí me queda una pregunta atorada en el
pecho, ¿Para qué la quieres?, cuando la justicia llega cargada de rencor se me
hace un nudo entre la cabeza y el corazón que me dicen ¿Para qué sirve?, pero
el ser humano es tan complejo, tan maravilloso y tan constante que
afortunadamente y aunque no queramos… seguimos buscando y seguimos aprendiendo.
Lucía Olivares.
@Olivareslucia