Por Lucía Olivares.
De pronto una emoción se apodera de tu cuerpo, pareciera que una gota de aceite navegara entre tus venas a máxima velocidad y no se detendrá hasta que los oídos ensordezcan; dejas la razón en los tacones de oficina, olvidas las tareas que llevas en la mochila y dejas el estrés en la corbata de rayas amarillas. Vuelas, luego de sentir tu cuerpo respirar paciente, mover tus manos con dulzura, acariciar tu piel con la mente y dejar que la música sea tuya y tú seas música.
Entre espuma, es como viajar por las nubes, sin fondo, sin límites. La danza es el viaje más romántico y pasional, un encuentro contigo mismo, la partida del individuo y el recibimiento del ser. Te mueves con la delicadeza o firmeza necesaria, explicas lo que tu cuerpo siente, vives lo que tus oídos escuchan y comienzas a moverte sobre una plataforma de burbujas, en donde sólo importa el peso de tu mirada y los roces del cabello que se rehúsa a estar atado.
Se baila para ser otro o ser tú mismo, se baila para descansar o cansarse aún más, se baila para disfrutar o para sufrir. Tal vez bailar sea la despedida del cuerpo y la razón, tal vez sea distancia y lejanía, tal vez sea un suspiro que concluye en el último tempo, tal vez sea la liberación del ser o la imperfección del cuerpo humano.
Sentir que se es libre, sentir que se abre cada poro de tu piel, que tus ojos se iluminan para luego quedar cegados, que la garganta se seca y sólo el gozo podrá remediar el daño, sentir tu cabello brincar de emoción, las manos calientes y el latir de tu corazón. Algo inestable, sin fondo, alejarte de la realidad por momentos siendo eterno en un segundo, ser aquel que eres cuando la música te envuelve, cuando el espejo te refleja en todas direcciones, cuando eres el centro y las orillas, cuando estás de espaldas y miras tus rodillas.
Será libertad, amor, pasión y locura, será mirar alto y volar, volar con el cuerpo contraído cayendo en perfecta posición, ser tan ligero como una pluma y más grande que el telón, atreverte a ser de los que juegan a bailar sin control.