miércoles, 24 de agosto de 2011

Viajar por las nubes…



Por Lucía Olivares.


De pronto una emoción se apodera de tu cuerpo, pareciera que una gota de aceite navegara  entre tus venas a máxima velocidad y no se detendrá hasta que los oídos ensordezcan; dejas la razón en los tacones de oficina, olvidas las tareas que llevas en la mochila y dejas el estrés en la corbata de rayas amarillas.  Vuelas, luego de sentir tu cuerpo respirar paciente, mover tus manos con dulzura, acariciar tu piel con la mente y dejar que la música sea tuya y tú seas música.
Entre espuma, es como viajar por las nubes, sin fondo, sin límites. La danza es el viaje más romántico y pasional, un encuentro contigo mismo, la partida del individuo y el recibimiento del ser. Te mueves con la delicadeza o firmeza necesaria, explicas lo que tu cuerpo siente, vives lo que tus oídos escuchan y comienzas a moverte sobre una plataforma de burbujas, en donde sólo importa el peso de tu mirada y los roces del cabello que se rehúsa a estar atado.
Se baila para ser otro o ser tú mismo, se baila para descansar o cansarse aún más, se baila para disfrutar o para sufrir. Tal vez bailar sea la despedida del cuerpo y la razón, tal vez sea distancia y lejanía, tal vez sea un suspiro que concluye en el último tempo, tal vez sea la liberación del ser o la imperfección del cuerpo humano.
Sentir que se es libre, sentir que se abre cada poro de tu piel, que tus ojos se iluminan para luego quedar cegados, que la garganta se seca y sólo el gozo podrá remediar el daño, sentir tu cabello brincar de emoción, las manos calientes y el latir de tu corazón. Algo inestable, sin fondo, alejarte de la realidad por momentos siendo eterno en un segundo, ser aquel que eres cuando la música te envuelve, cuando el espejo te refleja en todas direcciones, cuando eres el centro y las orillas, cuando estás de espaldas y miras tus rodillas.
Será libertad, amor, pasión y locura, será mirar alto y volar, volar con el cuerpo contraído cayendo en perfecta posición, ser tan ligero como una pluma y más grande que el telón, atreverte a ser de los que juegan a bailar sin control.

domingo, 21 de agosto de 2011


Que nos roben la sonrisa es como robarle la letra a una canción…

     Cuando no hay sorpresas, cuando tienes miedo a salir viviendo, cuando la voz se convierte en murmullo y la fuerza de una mirada termina escondiéndose, termina detrás de un muro, el más alto que encuentre para sentirse seguro… aún sin comprobarlo, para sentir que huye aunque el temor se quede dentro. ¿Entonces? Aquel podrá lamentar su desdichada vida y reír de los miedosos mientras duerme solo, el otro acompañado llora de rabia sin encontrar solución… ¿Nos perdimos? ¿Dónde está la parte en la que alguno se divierte? ¿En qué momento nos volvimos tan incongruentes?
    Mis ojos quieren ver de frente, mi cabeza siempre hacía arriba, no nos gusta abrazar el piso… es como un novio frío. Podríamos optar por disfrutar sentirnos vivos, sólo me queda esa pregunta… ¿En dónde nos perdimos?


Lucía Olivares.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Encerrada en libertad.

Lucía Olivares.

Encerrada en la libertad, atrapada por el viento, sedienta por los lagos, ahogada entre los árboles, deseando un vacío innecesario, extrañando lo que no conozco y deseando lo que no imagino.
Camuflaje natural, sentimiento abismal y amarga dulzura. Observo tu paso sin recato y recojo tu aliento entre los  hojas, busco miradas más no recibo nada. Sentirme ajena de lo que formo parte, sentir distante lo que me acaricia, volar siquiera puedo, respirar así, así no apetezco.
Y ver mis  manos llenas de magia para aquel que crea en ellas, ver mis alas siempre dispuestas por si alguien  las necesita, luego sentir que mi cabello forma parte del viento, que lo respiras y sientes en tu cuerpo pero no volteas a verme, no sabes que soy yo, que esa luz que a veces te guía son destellos que surgen de mi corazón.
Querer esconderme… así era el pasado, ahora me expongo frente a una libertad que ha cambiado, en  un mundo ciego, donde se es una pieza y yo no formo parte de ellas. Ahora observo desde lejos y mis lágrimas caen en tu rostro y así como los  humanos lo simplifican todo crees que es agua, sin conocer la complejidad que ese líquido recoge y lo que una de ellas cuesta… al  menos para mí.
Camino pensando que algún día te atreverás a sentir, que algún día te detendrás, respirarás profundamente y observarás, no importa que, tampoco importa cuando, sólo deseo que ese momento exista.
Junto al lago, con mis manos tocándolo y el agua que no moja, agua que se ha vuelto dura, pero que me gusta sentir. Detrás de mí, un hermoso árbol que me abraza para sentir calor y por el que puedo mirar sin sentirme expuesta y ese viento que acojo y al exhalar libera luz, una amalgama de colores brota de mi cuerpo y creo amor para quien pueda verlo.
Libertad que me ha vuelto esclava del mundo, libertad que ahora sólo me deja mirar.