miércoles, 1 de junio de 2011

El viento cambia de color

Iba por la calle caminando sin pensar, lo veo y me recuerda a mi hermano años atrás, no me explico su mirada y la cara ya manchada, no encuentro sus zapatos y su padre… ¿A dónde fue?
El viento cambia de color, los árboles ya no dicen adiós y  la música se saturó. Sangre, el piso ensangrentado, armas blancas, fuego y temor, ¿El Sol? ¿Se cayó? ¿Lo tumbaste tú? ¿Lo tumbé yo?. Aquel niño temeroso no deja de temblar, sus manos se hacen fuertes mientras las lágrimas deja brotar; pasaste sin detenerte, tenías miedo tú también, el auto no frenaste, pues no hay tiempo que perder. Todos buscan un refugio y escondiéndose del mundo gritan y piden piedad y salvación; el niño conserva su lugar y prepara los oídos que con las manos ha de tapar. Inquieta y consternada me conservo de pie y la música se presenta, no es un coro celestial, se hace fuerte y estalla como un meteorito en el mar; vista nublada, calor corporal, movimientos fallidos, gritos sordos, corazón sin función.
Iba por la calle caminando sin pensar, sin pensar que esa mañana mi corazón dejaría de funcionar.

Lucía Olivares.

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