sábado, 6 de mayo de 2017

Mamá, ¿soy una buena hija?


Tal vez tú mismo te lo estás cuestionando ahora y coincidirás con que es una pregunta muy difícil de responder, seguramente le ocurre lo mismo a las mamás, porque uno ama y demuestra el amor a su manera, más no sabemos si esas expresiones de amor sean siempre lo que el otro necesita.

A mi mamá le ahorré muchas preocupaciones mundanas, pero le compré otras no tan pasajeras. Mi mamá nunca sufrió por mis llegadas tardes a la casa en estado inconveniente, por algún vicio de adolescente, bajas calificaciones o por comportamientos inapropiados, aprendí a ser responsable y desee siempre que mis papás se sintieran orgullosos de mi, lo deseo aún. 

Fui la niña correcta que hace las cosas correctas, la que buscaba ser la mejor estudiante y la mejor bailarina, amé las aulas, amé a mis profesores, me reté y los reté, fui muy inocente y poco a poco aprendí a defenderme, sigo aprendiendo a poner límites; pero esa “corrección” me ha traído muchas buenas y muchas malas, esas malas – sin pensarlo – se convirtieron en una preocupación para mamá y papá. Sentía que no encajaba en ningún grupo porque no me gustaba lo que hacían los demás, a mi me gustaba platicar, conocer, así que empecé a leer y a ocuparme de diferentes maneras, a querer como loca a los amigos que llegaban, a extrañar como loca a los amigos que se iban y a seguir un sueño que encontré en el camino: ser escritora, ser una gran comunicadora.

Mamá tal vez preferiría ver a su hija un poco menos preocupada, más acompañada, más arreglada, menos exigente, pero yo no quise ser así, o tal vez encontré esta manera que se acomodó más a mis inquietudes, a lo que me interesa de la vida. 

Mamá, yo quise batallar porque creo que así mejores cosas se encuentran y he pagado (y les he hecho pagar) el precio de buscar lo justo, lo difícil, de actuar siempre de acuerdo a lo que pienso, aunque a muchos esto no les parezca. 

Mamá, no sé si soy una buena hija, mi pecado está en las palabras y ahí mismo mi virtud. El camino por más solo que parezca siempre ha tenido otras huellas, porque siempre, aunque no te parezca, vas tú.






Lucía Olivares
@Olivareslucia

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