jueves, 30 de enero de 2014

Platiquemos...


         Este martes entrevistaba a Miguel Ángel García, el tema: Resiliencia y empatía. Explicaba que el primer principio de la resiliencia es no tomar decisiones en un estado emocional inconveniente, luego de esto Miguel Ángel me preguntó: ¿sabes cuál es el estado emocional más peligroso para la toma de decisiones?
El enojo, pensé.
No, el amor… respondió.

Parece lógico, ¿no? La mayor cantidad de tonterías se hacen en nombre del amor, es un estado de locura, de pérdida del raciocinio, de pasión desenfrenada, de fe, de ilusión.
¿Qué decisiones tomamos cuando estamos bajo las riendas del amor? Huimos, dejamos lo que tenemos, lo que construimos con el tiempo, duplicamos nuestra vida, gastamos dinero, nos golpeamos, compramos boletos de avión, conducimos a gran velocidad, tomamos alcohol, hablamos más alto, renunciamos a nuestro trabajo, a nuestra libertad, nos aventamos al mar sin saber nadar, caminamos en una ciudad desconocida, dejamos de comer, mentimos, nos escondemos, nos quitamos la vida…

Las mayores guerras se han dado en nombre del amor, y ya bien dijo Jorge Melguizo en su visita a La Laguna "La solución no está en las armas... toda guerra es pérdida para la humanidad".

El amor es como una vitamina cuando estás cansado; el amor hace que tus manos tiemblen cuando tomas algo; el amor te hace sonreír cuando deberías parecer molesto; el amor te mantiene todo el tiempo ocupado, pero no te cansa; el amor viene acompañado de Alzheimer, te hace olvidar las miles de veces que has perdonado; el amor te vuelve incongruente; el amor te hace un poco más pequeño y luego un poco más grande.


Siempre elige la emoción, la cabeza prácticamente está de adorno todo el tiempo... ¿Como el apéndice? Con que no nos enfermemos y tengan que arrebatárnolo, dejando una marca perpetua en nuestro cuerpo y luego, tengamos que comer nieve como locos obsesivos para cerrar la herida.


¿Qué vamos a hacer?, ¿Nos rendimos de una vez por todas? Es de valientes aceptar la cobardía. Yo soy muy cobarde, a veces, sólo a veces. Soy valiente casi todo el tiempo, pero para qué nos hacemos tontos, la cabeza sirve para algunas cosas, la cabeza sirve en el trabajo, en el colegio, en los negocios y bueno, en algunas estrategias para obtener lo que queremos, la verdad es que siempre me funciona, siempre me sale bien, pero ya lo dijo Quino alguna vez:  

¿Y saben qué? Yo también.


Lucía Olivares.
@Olivareslucia.


jueves, 23 de enero de 2014

¿Qué nos hemos creído?

¿Qué nos hemos creído? ¿Dios?
 
La vida es injusta... lo decimos todos los días partiendo de un egoísmo tremendo, nos sentimos tan “pobrecitos”, tan víctimas, tan boquita hacia abajo, que después creemos que hay que tomar fuerza y luchar por nuestros derechos, hacer valer la ley que no es más que la idea de unas cuantas (muy pocas) personas frente a cierto hecho. Llevado al extremo pasamos de víctimas a rufianes, de corderos a hienas sin gracia... o con gracia.
 
Luego, aparecen personas que violan en grupo a mujeres para ejercer la ley, hombres que son condenados a muerte en un país que no es el suyo, personas que le disparan a otra porque estorba en su camino, gente que vive tras las rejas durante veinte o treinta años porque alguien lo condenó justa o injustamente... eso ya ni importa; personas que son tachadas de asesinas porque van de cacería, porque les gusta la tauromaquia o porque... comen carne.
¿Qué nos hemos creído? ¿Una deidad?
 
Algunos juzgamos “sin hacer daño” al que tiene dos novios a la vez, a quien ama a otro de su mismo sexo, a quien no trabaja, a quien lo hace en exceso, y ahí viene la larga lista de excesos que no pretendo desglosar, un pergamino que no quiero pisar. ¿Qué nos hemos creído? ¿Intachables? ¿Perfectos? ¿Alienígenas?
 
Los titulares: "India: violan en grupo a una mujer como castigo por enamorarse."
 
¿Quién les dijo que hicieran justicia? ¿Quién pretende sanar un corazón con un alma pisoteada? ¿Quién dijo que el abuso sexual sanaba? ¿Quién dijo que la pena de muerte revive? ¿Quién dijo que quien mata a una vaca puede matar a su hermano? ¿Qué nos hemos creído?
 
Enfrentamos la injusticia con injusticia y al amor con desamor.
 
Soy de las que dicen que la vida es injusta, soy de las tantas personas que ha pensado que debe resignarse a un mundo injusto; pero hoy no me importa si la vida es justa o injusta, porque no me gusta lo que la gente llama injustica, pero tampoco me gusta lo que la gente llama justicia.
 
 
Lucía Olivares.
@Olivareslucia