Este
martes entrevistaba a Miguel Ángel García, el tema: Resiliencia y
empatía. Explicaba que el primer principio de la resiliencia es no
tomar decisiones en un estado emocional inconveniente, luego de esto
Miguel Ángel me preguntó: ¿sabes cuál es el estado emocional
más peligroso para la toma de decisiones?
El
enojo, pensé.
No,
el amor… respondió.
Parece
lógico, ¿no? La mayor cantidad de tonterías se hacen en nombre del
amor, es un estado de locura, de pérdida del raciocinio, de pasión
desenfrenada, de fe, de ilusión.
¿Qué
decisiones tomamos cuando estamos bajo las riendas del amor? Huimos,
dejamos lo que tenemos, lo que construimos con el tiempo, duplicamos
nuestra vida, gastamos dinero, nos golpeamos, compramos boletos de
avión, conducimos a gran velocidad, tomamos alcohol, hablamos más
alto, renunciamos a nuestro trabajo, a nuestra libertad, nos
aventamos al mar sin saber nadar, caminamos en una ciudad
desconocida, dejamos de comer, mentimos, nos escondemos, nos quitamos
la vida…
Las
mayores guerras se han dado en nombre del amor, y ya bien dijo Jorge
Melguizo en su visita a La Laguna "La solución no está en las
armas... toda guerra es pérdida para la humanidad".
El
amor es como una vitamina cuando estás cansado; el amor hace que tus
manos tiemblen cuando tomas algo; el amor te hace sonreír cuando
deberías parecer molesto; el amor te mantiene todo el tiempo
ocupado, pero no te cansa; el amor viene acompañado de Alzheimer, te
hace olvidar las miles de veces que has perdonado; el amor te vuelve
incongruente; el amor te hace un poco más pequeño y luego un poco
más grande.
Siempre
elige la emoción, la cabeza prácticamente está de adorno todo el
tiempo... ¿Como el apéndice? Con que no nos enfermemos y tengan que
arrebatárnolo, dejando una marca perpetua en nuestro cuerpo y
luego, tengamos que comer nieve como locos obsesivos para cerrar la
herida.
¿Qué
vamos a hacer?, ¿Nos rendimos de una vez por todas? Es de valientes
aceptar la cobardía. Yo soy muy cobarde, a veces, sólo a veces. Soy
valiente casi todo el tiempo, pero para qué nos hacemos tontos, la
cabeza sirve para algunas cosas, la cabeza sirve en el trabajo, en el
colegio, en los negocios y bueno, en algunas estrategias para obtener
lo que queremos, la verdad es que siempre me funciona, siempre me
sale bien, pero ya lo dijo Quino alguna vez:
¿Y saben qué? Yo también.
Lucía Olivares.
@Olivareslucia.