A veces no escuchamos lo que la naturaleza dice, a veces olvidamos que el Sol no tiene twitter, que en las montañas no hay señal, que el mar no tiene cuenta en facebook. Hemos aprendido a usar los ojos solamente para admirar, prestándole atención a aquello que nos parece bello, aquello que inconscientemente deseamos ser; no creo que esa sea la función de ninguno de nuestros sentidos, por el contrario, pienso que nuestras manos, ojos, oídos, nariz y boca son medios de comunicación reales, los más efectivos y directos… los únicos sinceros, ¡Y no los usamos! Los reemplazamos por tecnología, por distancia, cámaras y dígitos.
Hoy el cielo ha llorado, de repente las nubes lo quieren proteger, frecuentemente se enoja, se calienta, luego nos grita y nos asustamos, pero nunca tratamos de comprender. Hay que prestarle atención al mundo, hay que escuchar lo que las palabras no dicen, hay que oler más que perfumes, hay que besar con la mirada, hay que tocar y no siempre por gozo, hay que ver y al mismo tiempo pensar.
A mí no me gusta que el cielo llore… me puedo preocupar.
Lucía Olivares.
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