domingo, 28 de octubre de 2018

El terrible vicio de pensar en mañana…


Por Lucía Olivares.

Podrá ser el día más soleado, pero me inquieta la nube obscura que veo al oriente. Si la lluvia se asoma mañana junto al Sol y humedece las paredes de mi casa, ¿cómo habré de solventar ese gasto que ignoraba? Aunque ahora el techo me proteja firme, pienso en la debilidad que podría albergar mañana.

Si estoy aquí, contigo, me ocupo en el terror de perderte, en la incertidumbre de tenerte, en la añorada y fugitiva permanencia. Si estoy aquí, a tu lado, veo tus manos para hacerlas eternas, mientras mi memoria registra la sensación que tu piel provoca con la mía; y ese único momento con un espacio y fecha irrecuperable se ve invadido por mis pensamientos futuristas. Y ya no es hoy, y ya no somos. Nos convertimos en una simulación de eternidad que no existe, porque todo comienza y termina, porque los colores cambian, la temperatura se modifica, el mundo gira, porque siempre ganamos y perdemos.

El consuelo ante el llanto de un amigo es el olvido y las risas del mañana, y nuevamente nos separamos de la emoción del ahora, de la tristeza que vives porque somos solo en tiempo presente; una versión distinta, una amalgama de factores externos que hacen estallar lo que no sabíamos que llevamos dentro.

Y soñamos, porque es un ejercicio fascinante, porque es un pincel más sólido para tapar lo tenue del instante, para ponerle alas a lo que parece un gusano… e imaginar el vuelo. Imaginar que vuelo, aunque ahora trote y esté cansado. ¿y si mañana el viento golpea fuerte y mis alas no son resistentes? Entonces temo. Incluso en los anhelos, temo.

Y es ese temor el que me paraliza, porque si estoy bien, quiero que esto sea una fotografía que pueda arrastrar por el tiempo para asegurar la compañía, la seguridad y la vida; pero si estoy mal, me convenzo del mañana cargado de posibilidades distintas.

Somos hoy. Dos personas que se miran sin saber si mañana los ojos pueden abrirse o se vuelvan a encontrar. Somos hoy. Dos personas que se sostienen con unas manos que no saben si volverán a tocar. Somos hoy. Dos personas que se reúnen en un punto y en un ápice del tiempo que no volverá a existir. Somos hoy. Renaciendo a cada instante, dándole al otro algo irreemplazable, dándote vida en cada respirar. Somos hoy. Esa tristeza que te invade el pecho, eres tú, y tú te dueles hoy, mañana no importa. Somos las risas y los amores de hoy. Cada quien respira a su ritmo, cada quien nace y muere, cuando tiene que nacer y cuando tiene que morir. Somos las risas y los amores de hoy… de cada día.

Soy este momento en que vierto lo que mi corazón y mi cabeza guardan. Soy mi capacidad para desear, para soñar, para decir, para abrazar, para llorar, para reír. Soy hoy… con el terrible vicio de pensar en mañana.



@Olivareslucia