Mi idea de yoga se limitaba a un tipo de ejercicio tranquilo, pausado, que te permitía relajarte, estar en equilibrio y fortalecer los músculos con tu propio cuerpo. Mi concepto definitivamente se quedaba muy corto. Con Mónica Cervantes y Frank, en Vida Yoga, descubrí que nuestro cuerpo es una respuesta a lo que llevamos dentro, no únicamente por debajo de la piel, sino que es también un dictado de nuestros pensamientos, un dibujo de nuestras emociones, una escultura de nuestro estilo de vida, y un reflejo del alma.
Es admirable vivir el yoga como una filosofía de vida, y no solo practicando asanas. La época, el entorno, la sociedad consumista de la que formamos parte, lejos de permitirnos avanzar como especie, nos retrasa en el sentido de vida del ser humano. Creemos que la tecnología resolverá cualquier inconveniente que se nos presente, olvidando el pensamiento lógico y esperando que el problema llegue para resolverlo, y no evitar que el problema mismo se presente.
Con cada respiración, con cada segundo consciente disfrutando el presente, me doy cuenta de que estoy viva, que mi mente vuela y es porque estoy viva, que a veces estoy incómoda, que a veces estoy en paz, que tengo mucho por resolver, que sueño mucho, que pienso mucho también; pero ese momento, en la vivencia del yoga, tengo la oportunidad de vivir a mi ritmo, no en automático, y experimentar lo más cercano a la paz, al silencio, el sonido latente de mi cuerpo. Escuchar la respiración de mis compañeros y sentirme acompañada… en silencio.
Vivimos en este cuerpo que nos habla de muchas formas, todos los días. Vivimos en él y no lo escuchamos, no lo aquietamos, no lo cuidamos, no le agradecemos el ser el carruaje de nuestro ser.
Creo que YOGA es un culto, una prueba fehaciente de que estamos agradecidos con la naturaleza, con nuestra deidad y nuestro cuerpo por mantenernos aquí; es también reconocernos parte de un mundo imperfecto al que podemos arropar con nuestros deseos, con pensamientos positivos, con actitudes de bondad, compartiendo la bonito que surge de nosotros, aceptando lo que no suma y dejarlo pasar.
Siento que yoga es un estado de armonía… o ese ejercicio, ese intento por regresar todos los días a mi centro, encontrar mi paz, agradecer y trabajar para convertirme en una persona que aporte positivamente a la sociedad.
Lucía Olivares
@Olivareslucia