lunes, 17 de septiembre de 2018

¿Qué es yoga para mi?



          Mi idea de yoga se limitaba a un tipo de ejercicio tranquilo, pausado, que te permitía relajarte, estar en equilibrio y fortalecer los músculos con tu propio cuerpo. Mi concepto definitivamente se quedaba muy corto. Con Mónica Cervantes y Frank, en Vida Yoga, descubrí que nuestro cuerpo es una respuesta a lo que llevamos dentro, no únicamente por debajo de la piel, sino que es también un dictado de nuestros pensamientos, un dibujo de nuestras emociones, una escultura de nuestro estilo de vida, y un reflejo del alma.

Es admirable vivir el yoga como una filosofía de vida, y no solo practicando asanas. La época, el entorno, la sociedad consumista de la que formamos parte, lejos de permitirnos avanzar como especie, nos retrasa en el sentido de vida del ser humano. Creemos que la tecnología resolverá cualquier inconveniente que se nos presente, olvidando el pensamiento lógico y esperando que el problema llegue para resolverlo, y no evitar que el problema mismo se presente.

Con cada respiración, con cada segundo consciente disfrutando el presente, me doy cuenta de que estoy viva, que mi mente vuela y es porque estoy viva, que a veces estoy incómoda, que a veces estoy en paz, que tengo mucho por resolver, que sueño mucho, que pienso mucho también; pero ese momento, en la vivencia del yoga, tengo la oportunidad de vivir a mi ritmo, no en automático, y experimentar lo más cercano a la paz, al silencio, el sonido latente de mi cuerpo. Escuchar la respiración de mis compañeros y sentirme acompañada… en silencio.

Vivimos en este cuerpo que nos habla de muchas formas, todos los días. Vivimos en él y no lo escuchamos, no lo aquietamos, no lo cuidamos, no le agradecemos el ser el carruaje de nuestro ser.

Creo que YOGA es un culto, una prueba fehaciente de que estamos agradecidos con la naturaleza, con nuestra deidad y nuestro cuerpo por mantenernos aquí; es también reconocernos parte de un mundo imperfecto al que podemos arropar con nuestros deseos, con pensamientos positivos, con actitudes de bondad, compartiendo la bonito que surge de nosotros, aceptando lo que no suma y dejarlo pasar.

Siento que yoga es un estado de armonía… o ese ejercicio, ese intento por regresar todos los días a mi centro, encontrar mi paz, agradecer y trabajar para convertirme en una persona que aporte positivamente a la sociedad.


Lucía Olivares
@Olivareslucia



domingo, 2 de septiembre de 2018

Carta a mi compañero de vida



Te quiero mucho. Sé que a veces no lo notas, pero te quiero mucho. Gracias a ti siento el Sol abrazarme por las tardes, esa caricia que a tantos desagrada y para mí es una cobija tersa. Por ti salgo de casa cubriéndome con todo lo que de paso recojo, olvidando las combinaciones, el ridículo o la armonía; nada importa, porque sé cómo vives el frío, y no te quiero hacer sufrir.

Te quiero mucho. Sé que a veces no lo notas, pero siempre te he defendido cuando la gente te mira diciendo que eres débil, pequeño y angosto, porque para mí has sido fuerte, me has dado agilidad, me has llevado, te he llevado, nos hemos llevado a los sitios que queríamos conocer; has soportado tanto de mí y he confiado tanto en tu fortaleza, que por algunos momentos olvido que estás cansado, hasta que la cabeza comienza a doler, el moco aparece y la tos me pide a gritos detenerme.

Me hablas tanto… me cuidas tanto…

Cuando te enojas inflas mi parte abdominal, y yo tiendo a molestarme porque te pones en huelga y hay mucho por hacer. Desde hace tiempo lloras, aunque sea un poquito, por la mañana cuando te acercas al papel, ya sé que estás de pie desde muy temprano, que los ojitos se te secan de repente y que tiendes a marearte cuando te sientes agotado.

Me hablas tanto…  me tienes tanta paciencia…

Te quiero mucho. Sé que a veces no lo notas porque no te agradezco, como debería, la oportunidad que me das de andar, de ser libre, de abrazar otros cuerpos y a través de ellos sus almas; de escuchar el viento en las mañanas; de oler las fragancias que me pausan: de hablar para vaciar mis emociones, de hablar y hacer con la voz que tú produces un servicio social; de ver borroso desde lejos y percibir cada minúsculo detalle si me acerco; de disfrutar cada manjar que la vida misma nos ofrece. Tú me das la oportunidad de sentir ¡y mira! apenas hoy te lo agradezco.

Gracias por permitirme habitar tu perfección.

Gracias por la vida que empieza y termina.

Prometo cuidarte, defenderte y quererte siempre… porque contigo llegué y contigo me iré.



Lucía Olivares
@Olivareslucia