miércoles, 11 de abril de 2018

¿Y nosotros qué?




Démosle la bienvenida a esa época en la que todos somos santos y nos espantan los humanos.

El 30 de marzo dio inicio, de manera oficial, el periodo de campañas en México, en medio de una terrible incertidumbre envuelta de miedo, desilusión, desconfianza, molestia, que poco puede compararse con la frustración de quienes después de casi cuatro años siguen buscando a sus hijos debajo de las piedras o sobre las montañas; un miedo de ejercer tu profesión con rectitud cuando eso puede costarte la vida; y esa incertidumbre presente en cualquiera de las (hasta este martes 10 de abril) cuatro opciones que los partidos y la democracia nos ofrece: Margarita Zavala, José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrados, y ahora, El Bronco.

Por redes sociales circulan un sinfín de imágenes, una cantidad exorbitante de comentarios y opiniones que se replican, porque a eso estamos acostumbrados: a imitar, a repetir, a seguir… porque ya está aceptado, porque con eso “caigo en blandito”, porque ya medí que esa postura viene bien dentro de mi grupo social ¿Y qué pasa? Que nos limitamos y flotamos sobre las ideas de otros, no generamos nuestras propias reflexiones.

Hay una fotografía tomada por el periodista Isaac Esquivel Monroy, que ganó el Premio Nacional de Periodismo 2016, donde aparece el ahora candidato de la coalición “Todos por México” caminando por el centro histórico de la Ciudad de México junto a un indigente acostado sobre una mochila y trozos de cartón; nos sorprendemos de la frialdad, de la nula solidaridad, de la indiferencia y el desprecio frente al hambre y la pobreza. Sin afán de justificar el acto y la imagen, me pregunto: ¿Qué habríamos hecho nosotros? ¿No pasamos así frente a los desprotegidos todos los días aún con la opción de ayudar? ¿Cómo ayudamos? ¿Con lo que nos sobra o con lo que nos cuesta?

El candidato del PAN se le pide “no estar manchado” “No tener pasado” o “cola que le pisen” como si eso fuera posible, como si no fuéramos precisamente el resultado de una historia. A la única participante femenina se le vincula y refiere por su marido, ella, como muchas otras mujeres en el campo laboral, tiene que hacer alarde del género como estandarte. Mientras que el tres veces candidato a la presidencia de nuestro país es visto como la mejor opción “nomás por joder” como dicen las imágenes que se comparten diariamente en Facebook.

Hay que tener presente que la clase política surge de nuestra sociedad, no son personas ajenas, alienígenas, extranjeros, culturalmente distintos; ellos, nuestros candidatos son extraídos de esto que nosotros mismos formamos. Es muy triste tener que votar con desconfianza, con incertidumbre, sin firmeza, con dudas, y creo que este sentir es un pretexto perfecto para reflexionar qué tipo de ciudadanos somos. Reflexionemos si nos sentimos orgullosos de nuestro aporte social en este momento, si nosotros o nuestros allegados son personas con la estructura necesaria para confiar en ellas.

¿Qué tanto confiamos en la gente?

Muchos de nosotros pasamos junto al hambre, la tristeza, la soledad, la enfermedad, la ignorancia, la violencia, la pobreza, así como si nada, a veces con un pesar en el corazón, otras como si aquello fuera un desfile de modas o una pista de carreras... sin voltear siquiera. No olvidemos que somos nosotros quienes hacemos este país. Somos nosotros quienes poblamos el mundo.

Nos sorprende que un López Obrador pueda llegar a la presidencia de nuestro país, pero no la calidad de los contenidos más vistos en YouTube. Nos sorprende que el físico de un candidato resulte relevante para obtener votos, pero no que sigamos e idolatremos a hombres y mujeres solo por cómo se ven o la ropa que usan. No podemos creer que un personaje como El Bronco estará en la boleta electoral, pero sí creemos y reconocemos la música que consumimos y las enormes cantidades de dinero que ganan actualmente los grandiosos compositores de banda y reggaeton con sus letras.

Ahí está. Somos nosotros quienes hacemos este país.


Lucía Olivares
@Olivareslucia