Démosle la bienvenida a
esa época en la que todos somos santos y nos espantan los humanos.
El 30 de marzo dio inicio,
de manera oficial, el periodo de campañas en México, en medio de
una terrible incertidumbre envuelta de miedo, desilusión,
desconfianza, molestia, que poco puede compararse con la frustración
de quienes después de casi cuatro años siguen buscando a sus hijos
debajo de las piedras o sobre las montañas; un miedo de ejercer tu
profesión con rectitud cuando eso puede costarte la vida; y esa
incertidumbre presente en cualquiera de las (hasta este martes 10 de
abril) cuatro opciones que los partidos y la democracia nos ofrece: Margarita Zavala, José
Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrados, y ahora,
El Bronco.
Por redes sociales
circulan un sinfín de imágenes, una cantidad exorbitante de
comentarios y opiniones que se replican, porque a eso estamos
acostumbrados: a imitar, a repetir, a seguir… porque ya está
aceptado, porque con eso “caigo en blandito”, porque ya medí que
esa postura viene bien dentro de mi grupo social ¿Y qué pasa? Que
nos limitamos y flotamos sobre las ideas de otros, no generamos
nuestras propias reflexiones.
Hay una fotografía tomada
por el periodista Isaac Esquivel Monroy, que ganó el Premio
Nacional de Periodismo 2016, donde aparece el ahora candidato de la
coalición “Todos por México” caminando por el centro histórico
de la Ciudad de México junto a un indigente acostado sobre una
mochila y trozos de cartón; nos sorprendemos de la frialdad, de la
nula solidaridad, de la indiferencia y el desprecio frente al hambre
y la pobreza. Sin afán de justificar el acto y la imagen, me
pregunto: ¿Qué habríamos hecho nosotros? ¿No pasamos así frente
a los desprotegidos todos los días aún con la opción de ayudar?
¿Cómo ayudamos? ¿Con lo que nos sobra o con lo que nos cuesta?
El candidato del PAN se le
pide “no estar manchado” “No tener pasado” o “cola que le
pisen” como si eso fuera posible, como si no fuéramos precisamente
el resultado de una historia. A la única participante femenina se le
vincula y refiere por su marido, ella, como muchas otras mujeres en
el campo laboral, tiene que hacer alarde del género como estandarte.
Mientras que el tres veces candidato a la presidencia de nuestro país
es visto como la mejor opción “nomás por joder” como dicen las
imágenes que se comparten diariamente en Facebook.
Hay que tener presente que
la clase política surge de nuestra sociedad, no son personas ajenas,
alienígenas, extranjeros, culturalmente distintos; ellos, nuestros
candidatos son extraídos de esto que nosotros mismos formamos. Es
muy triste tener que votar con desconfianza, con incertidumbre, sin
firmeza, con dudas, y creo que este sentir es un pretexto perfecto
para reflexionar qué tipo de ciudadanos somos. Reflexionemos si nos
sentimos orgullosos de nuestro aporte social en este momento, si
nosotros o nuestros allegados son personas con la estructura
necesaria para confiar en ellas.
¿Qué tanto confiamos en
la gente?
Muchos
de nosotros pasamos junto al hambre, la tristeza, la soledad, la
enfermedad, la ignorancia, la violencia, la pobreza, así como si
nada, a veces con un pesar en el corazón, otras como si aquello
fuera un desfile de modas o una pista de carreras... sin voltear
siquiera. No olvidemos que somos nosotros quienes hacemos este país.
Somos nosotros quienes poblamos el mundo.
Nos sorprende que un López Obrador pueda llegar a la presidencia de nuestro país, pero no la calidad de los contenidos más vistos en YouTube. Nos sorprende que el físico de un candidato resulte relevante para obtener votos, pero no que sigamos e idolatremos a hombres y mujeres solo por cómo se ven o la ropa que usan. No podemos creer que un personaje como El Bronco estará en la boleta electoral, pero sí creemos y reconocemos la música que consumimos y las enormes cantidades de dinero que ganan actualmente los grandiosos compositores de banda y reggaeton con sus letras.
Ahí está. Somos nosotros quienes hacemos este país.
Nos sorprende que un López Obrador pueda llegar a la presidencia de nuestro país, pero no la calidad de los contenidos más vistos en YouTube. Nos sorprende que el físico de un candidato resulte relevante para obtener votos, pero no que sigamos e idolatremos a hombres y mujeres solo por cómo se ven o la ropa que usan. No podemos creer que un personaje como El Bronco estará en la boleta electoral, pero sí creemos y reconocemos la música que consumimos y las enormes cantidades de dinero que ganan actualmente los grandiosos compositores de banda y reggaeton con sus letras.
Ahí está. Somos nosotros quienes hacemos este país.
Lucía Olivares
@Olivareslucia