Nos dicen que no. Que no creamos en los cuentos de hadas porque la vida nos
desilusionará… tal vez tengan razón,
pero, sin ilusiones ¿a qué sabría la vida? A ajo, probablemente. Bien dijo
García Márquez en “El Coronel no tiene quien le escriba”:
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La ilusión
no se come – dijo ella.
-
No se
come, pero alimenta – replicó el coronel.
A mi me gusta pensar que soy una
princesa y que vivo en un libro de colores, que los animales hablan, que las
teteras cantan, que los ratones pueden ser amigos, que los duendes me protegen.
Los cuentos no están tan alejados de la
realidad, las brujas representan todas las envidias, los celos y el rencor.
Los golpes de realidad te los da
la vida misma, siempre. Las traiciones llegan haciendo fisuras en el corazón,
pero no importa, es mentira eso de que se puede romper.
Tal vez Rapunzel no hubiera
encontrado a su príncipe si la bruja no la hubiera encerrado en aquella torre.
Si Cenicienta no estuviera
viviendo con las terribles hermanastras y su madre, seguramente no se hubiera
enterado del baile y nada habría ocurrido.
Si Blanca Nieves no hubiera
comido la manzana, ¡el príncipe no la hubiera besado!
Si La Bella no hubiera aguantado
el mal genio de la Bestia, jamás se hubiera percatado de lo maravilloso y guapo
que es.
La ilusión le da sentido a la
vida, la ilusión te hace soñar y gritar de emoción con el ritmo que imaginas en
tu vida, esas ansias de volar te dan las alas que necesitas, puede ser que no
sepamos usarlas todavía y si nos precipitamos podemos golpear un poco nuestras
rodillas… duele, pero sin ilusión el rostro se marchita, se opaca, se acartona,
sin ilusión nos conformamos con telenovelas y olvidamos el cuento, olvidamos la
magia.
En mi cuento hay varias brujas,
algunas son de esas que lucen hermosas, pero estoy segura de que por la noche
se transforman; en mi cuento existe un perrito que baila, canta y hace muchas
travesuras… también hay parajitos que vienen a despeinarme un poco más de lo
habitual. En mi cuento hay dos reyes, él es muy noble y generoso, ella, es muy
inteligente y analítica; también una hermosa hermana con ojos de encanto. Los
príncipes están enfrentándose en otros cuentos, en reinos aún desconocidos por
mí, todos son muy valientes, seguramente pronto les tocará luchar aquí.
Los cuentos de hadas siempre
tienen un final feliz.
¿Cómo va el tuyo?
Lucía Olivares.
@Olivareslucia