sábado, 10 de noviembre de 2012

¡Qué difícil es elegir pareja!


              La esfera emotiva siempre tiene más peso que la racional, por eso nos hemos convertido en consumistas y estúpidos aceptados sociales… la mercadotecnia nos conoce más de lo que imaginamos; cuando empiezas a sentir, la racionalidad pierde peso… se esfuma, ¡se va!

Hace poco me preguntaron “¿Crees que el corazón sea inteligente?” y respondí “No, él es muy tonto”… no sé, esa es mi opinión, pues desde hace años las relaciones se arreglan, se forman por conveniencia, aseguran los estereotipos, los intereses, las comodidades, pero nadie se ocupa del corazón, no tiene voz ni voto, él siempre ha tomado decisiones erróneas, todo lo hace tremendamente difícil, si no fuera esencial seguro ya lo hubiéramos echado de nuestro cuerpo.

Observar a las parejas es un ejercicio fascinante, cuántos de ellos serán realmente felices, cuántos de ellos logran compenetrarse de verdad, cuántas diferencias existen entre uno y otro, cuánto se necesitan, cuánto se aman… cuánto.

La sociedad ha marcado varios puntos que no debemos pasar por alto: el nivel socioeconómico, la edad, la profesión, la religión, el vehículo, la altura, los hobbies, la facha, la familia, los amigos, el entorno. ¿Y la chispa? ¿Y esa serpentina que baila dentro de ti con frenesí? ¿Y el rubor en las mejillas? ¿Y las palabras atoradas? ¿Y los versos reprimidos? ¿Y los sueños con sonrisa?... eso, eso  entra en la clasificación de los tontos. El amor verdadero se convierte en utopía, entre todos nos hemos dedicado a hacerlo garras, pero no nos atrevemos a quitarle las garras a las personas y observarlos completamente desnudos, con su esencia, con lo que son sin el reloj, ni la cartera, sin su trabajo, sin bici y sin moto, sin años ni meses, sin amigos, sin adornos. ¿Y esto por qué?  Porque perseguimos la experiencia pública y no la interna.

Terminando con el principio diría ¡Qué difícil es elegir pareja!, qué absurdo concepto de entrega, porque ahora pareciera que al decidir estar con alguien decides convertirte en él, una carta de presentación distinta, nuevas aptitudes adquiridas. Qué difícil elegir pareja cuando vas a dejar de hacer cosas que tu amas para hacer feliz al otro y luego decir que son felices juntos, qué difícil elegir pareja cuando le restas independencia a tu vida, qué difícil elegir pareja cuando el amor se convierte en condicionante, qué difícil elegir pareja cuando te vuelves obligación de alguien. Y lo peor de todo es que no podemos enajenarnos; cada quien anda en su vida buscando objetivos distintos y ponerse de acuerdo puede ser muy difícil.

Creo que hay 3 opciones, o eliges lo socialmente correcto y triunfas cuando señalen tu buena vida, o escuchas al tonto corazón, te enamoras profundamente hasta que las habladurías y tu propia vista te digan: fui una imbécil; o la última, correr con la suerte de enamorarte de un socialmente aplaudible y que él también se enamore de ti, entonces, podrás escuchar la aprobación de la gente llena de serpentinas en el vientre.

 

PD: Cuando se enamoren de alguien y no sean correspondidos, no lo sufran, gócenlo, porque es fácil querer a quien te quiere y caminar tomados de la mano, pero querer a quien te rechaza es un ejercicio de tremenda imaginación.
 
Lucía Olivares
@Olivareslucia