Me alejé por un tiempo pero jamás te olvidé, siempre estuviste en mi pensamiento, mi cuerpo, en mi ser. Trate de escribirte, quise tantas veces que las palabras aparecieran solas sobre ti, pero no fue posible. Hablé de historia, de cine, le he escrito a los hombres y no de amor, les he dado consejos que estoy segura escucharán, me he dedicado a guardar imágenes con vida, a crear frases con melodías; sí, me alejé de ti, pero jamás te olvidé. La rutina que me envuelve y me gusta, los deberes que no son obligaciones, el tiempo que de repente vuela y no alcanzo, las cuentas que se borran, los pensamientos que me agobian y tú sigues aquí, esperándome… esperando que te atienda, que te escriba, te renueve, te hable…
Eres mi fiel compañero, amigo sincero, la tumba, un secreto, quien guarda lo que siento, quien siente lo que pienso, el que cuenta una historia al irla descubriendo. Podré olvidar las horas, las flores que no me has regalado, esos detalles inservibles que siguen siendo detalles, los cafés que no hemos tomado pero si comentado, las puertas del coche, la cuenta de la noche, eso lo puedo olvidar, pero a ti sólo por ser una hoja en blanco que voy llenando… jamás te olvidaré.